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viernes, 23 de noviembre de 2012

Crítica "The Wire"

En farodevigo.es: http://ocio.farodevigo.es/tv/series/bajo-sombra-the-wire-nws56306.html
Ignacio Benedicto Como de todos es bien sabido, la moneda de la vida tiene dos caras, la brillante y la oscura. Por suerte o por desgracia, la narrativa de cualquier clase siempre se ha obstinado en detenerse en las andanzas de los malos, quizás porque son más edificantes. Y es que la sociedad actual produce abundantes cantidades de detritus.

De lo que hacemos con ellos es, entre otras cosas, de lo que trata 'The Wire', el mayor logro de la ficción visual, cine incluido, en lo que llevamos de siglo.

En mi opinión, la serie urdida por David Simon y Ed Burns se ha convertido en el patrón por el que hay que juzgar al resto de las series, y ello porque es la directa heredera del mejor –o el más profundo– cine de la historia, el que se hacía en los años 70, cuando saltaron por los aires las cadenas que maniataban a los creadores de esta industria.

El cine de esa época sí se hacía las preguntas verdaderamente importantes, enfoque perdido en las últimas décadas del siglo XX ante la banalización ética que trajeron los blockbusters tipo 'Star Wars' o 'ET'.

'The Wire' recupera ese planteamiento, rescatando los argumentos descarnados, pero lúcidos y certeros, que actúan con una precisión quirúrgica en nuestra mente, pulsando ese resorte interno que nos impulsa a encarar los auténticos dilemas morales de una existencia cuando menos tortuosa. ¿No ha de ser esa la principal función de la cultura, hacernos mejores personas?

Porque garantizo que no eres el mismo cuando has disfrutado sus 60 capítulos. Cada una de las cinco temporadas en las que se estructura la serie gira en torno a un distinto tema vertebrador; de hecho, la inicial trama policíaca de la primera temporada sirve como trampolín desde el que zambullirse en interesantísimas disquisiciones visuales sobre temas como la educación, la política, la droga, los medios de comunicación o nuestra relación con el trabajo. Lienzos cambiantes sobre los que se van a mover las criaturas de Simon y Burns.

De esta manera, te das cuenta de la enormidad del esfuerzo desplegado por estos creadores: para cincelar personajes así hay que haberse pateado las calles, sin duda alguna: figuras como la del inolvidable Omar, el asesino homosexual y 'robinhoodesco' que interpreta Michael K. Willliams; o la de 'Bubbles', el drogadicto que recorre lentamente su camino hacia la reinserción, solo nacen de un trabajo de campo al que se une, además, una mirada comprensiva de lo que te rodea…

Porque crear personajes es una cosa, pero tallarlos con tantas caras como los diamantes es algo al alcance de muy pocos. Así que mi recomendación máxima pasaría por aprovechar el reciente lanzamiento de un pack a bajo precio de las cinco temporadas de la serie y animarles a que se atrevan a pasarlo en grande enfrentándose a sus propios demonios, sean cuales sean. Alguno estará representado en este logrado kaleidoscopio social, tal y como pasaba cuando se leían las novelas de Dickens hace ahora unos cuantos años.

Dos consideraciones finales: primero, no se tiene una visión cabal de lo que es la narrativa visual contemporánea si no se ha visto esta serie, por mucho que se vaya al cine. Segundo, y más importante, no conozco mejor manera de tratar de entender esta mierda que hemos construido entre todos que visionar 'The Wire'.

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