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24 de abril de 2013, 15:01
El pasado 14 de marzo (madruga del 15 en España), Samsung celebró un estrambótico evento para mostrar su nuevo teléfono, el Galaxy S4. Esta presentación, plagada de bailes, números musicales y malos actores, desvió ligeramente la atención del teléfono. Y, por lo que hemos podido ver durante las pruebas realizadas para estas primeras impresiones del Galaxy S4, con el terminal pasa lo mismo: las novedades están principalmente en el software (aunque el hardware también ha sido mejorado, claro).
Esto es una tendencia cada vez más común, pues las compañías que fabrican terminales Android deben diferenciar sus dispositivos si quieren hacerse un hueco en el mercado, especialmente entre los teléfonos de gama más alta. Y es que aquí la competencia cada vez es más dura. De hecho, el principal problema del Galaxy S4 se puede resumir en dos palabras: HTC One. El equipo de Samsung es muy bueno, pero no el mejor. Al menos, por ahora.
Puede parecer injusto tomar como referencia el que es, sin duda, el mejor smartphone del mercado, pero es que es exactamente el puesto al que debería aspirar el Galaxy S4. En cualquier caso, lo más probable es que el marketing y los problemas de distribución de HTC harán que las cifras de ventas de Samsung sean muy superiores, a pesar de que no sea un dispositivo precisamente económico: 699 euros libre, 26 euros al mes con Movistar y desde 29 euros mensuales y un pago de 249 euros con Vodafone.
Primeras impresiones del Galaxy S4
Lo curioso es que si no existiese esta competencia, es posible que el Galaxy S4 fuese mejor, pues se habría puesto más empeño en mejorar el teléfono que en diferenciarlo. Y no es que esta diferenciación por software sea mala, es que es, sencillamente, superficial. La mayoría de las novedades se utilizarán más como curiosidad que por utilidad, porque no son útiles.
Así, por ejemplo, sobre el papel puede parecer una buena idea incluir el scroll visual en un teléfono, pero en la práctica es casi más molesto que práctico. Para funcionar correctamente es necesario que el dispositivo esté colocado en una determinada posición, que la luminosidad sea correcta y que el usuario mire directamente a la pantalla. Y, aun así, la respuesta no es perfecta. Pero lo peor no es eso; lo peor es que da igual. Lo mismo ocurre con el reconocimiento de gestos.
La cámara también ha recibido varias funciones nuevas. En este caso, aunque no encontremos nada que no pueda hacer una aplicación, sí pueden llegar a ser usadas con cierta frecuencia, así que son bienvenidas. Me resultó especialmente curiosa la función de grabar imágenes estáticas con elementos animados, algo que ya popularizó Cinemagram. Entre los aspectos positivos también cabe destacar la previsualización de contenido al pasar el dedo sobre la pantalla (sin pulsar). Resulta un tanto desconcertante, porque no estamos habituados a este sistema de control, pero es bastante útil.
Primeras impresiones del Galaxy S4
A nivel de componentes, la pantalla está entre las mejores del mercado y la batería, a falta de pruebas exhaustivas, parece aguantar bastante. Las sesiones de prueba realizadas en Madrid comenzaron a las 9 de la mañana y a las 7 de la tarde el teléfono todavía conservaba un 20% de la batería. No es la medición más completa, pero sirve para hacerse una idea. Su procesador de 4 núcleos responde con absoluta fluidez, pero es una lástima que el modelo de 8 núcleos no vaya a llegar a muchos mercados (entre ellos, España).
Desde un punto de vista estético, el Galaxy S4 mejora mucho lo visto en su predecesor. No obstante, tampoco se puede decir que Samsung haya arriesgado demasiado en este aspecto. El material elegido para su cuerpo ha sido, de nuevo, el plástico (policarbnato), con el borde de aluminio. De hecho, la principal novedad está en su protector de pantalla, que se puede adquirir con un pequeño orificio para consultar la hora en el teléfono sin necesidad de retirarlo. Porque, por mucho que se invierta en software y hardware, sigue siendo el uso más común de un teléfono. Le pese a quien le pese.