A lo largo
de nuestra vida construimos una personalidad definida en base a nuestras
propias experiencias y vivencias, especialmente durante la primera edad.
Levantamos muros invisibles e impenetrables que esconden la franqueza y nuestro
verdadero ser, y conjugamos a la vez muchas personalidades dentro de un mismo
cuerpo. Shyamalan y Múltiple se refieren
a esto mismo, presentando un personaje débil psicológicamente que forja la
entereza en base a personalidades diferentes y poderosas en consecución hasta
su llegada de La Bestia reflejada en el animal que ve su poderío mediante el
uso de la fuerza.
Hubo un
tiempo, no tan lejano, sitúese usted entre finales de los 90 del Siglo Pasado y
principios del Nuevo Milenio, en los que M. Night Shyamalan era el prototipo
perfecto para el Hollywood comercial de calidad, poseedor de una técnica
narrativa precisa, que además, se apoyaba en un eminente acabado técnico,
factores ambos sobre los que suelen resumirse las mejores producciones
cinematográficas.
Marcado con ese poderoso estigma, de ofrecer siempre al respetable un inevitable final de relumbrón, la sorpresa se fue poco a poco apagando, dejando paso a proyectos más personales, que en ningún caso contaron con el favor del público, algo que estuvo a punto de apagar tan brillante estrella, hasta que en 2015, la Blumhouse, división de La Universal para asuntos terroríficos, salió al rescate del realizador de origen hindú, dándole la oportunidad de hacer "La Visita" (2015).
Marcado con ese poderoso estigma, de ofrecer siempre al respetable un inevitable final de relumbrón, la sorpresa se fue poco a poco apagando, dejando paso a proyectos más personales, que en ningún caso contaron con el favor del público, algo que estuvo a punto de apagar tan brillante estrella, hasta que en 2015, la Blumhouse, división de La Universal para asuntos terroríficos, salió al rescate del realizador de origen hindú, dándole la oportunidad de hacer "La Visita" (2015).
Si ya me
parecían verse las señas de identidad de
Shyamalan en la citada "La Visita", en "Múltiple" vuelve a explotar el género cinematográfico
en el que más cómodo se siente: el thriller. La grandeza
de Shyamalan reside en cómo nos conduce a ese giro final al que tanto nos tiene
acostumbrados. Otros cineastas intentan lograr ese final inesperado sin suerte
porque no nos han preparado lo suficiente para que nuestra respuesta sea de
sorpresa y asombro. Sin embargo, Shyamalan plantea tantas incógnitas, y siempre
con esa perfección formal, que, cuando llega el final, nuestra cabeza ha
imaginado tantos desenlaces posibles que no sabemos con qué nos sorprenderá.
Dejando a un lado a Shyamalan, cierto es que esta película no sería ni la mitad de buena sin un James McAvoy inconmensurable. Capaz de plasmar a la perfección cada una de las identidades de esta "bestia", sabiendo transmitir perfectamente de cuál de ellas se trata, McAvoy comprende e interpreta de forma magistral el complejo personaje que Shyamalan ha creado.
“Multiple” ofrece un espectáculo psicológico no apto para
aprensivos, que logra llenar las escenas, de suspense y desconcierto, que es al
final lo que uno busca, en ciertos momentos parece perderse entre sus complejas
paranoias pero logra salir airoso y con mucha energía. Pese a tratarse de una
película efectista y excesiva, sin duda saturante en su verborrea y carga
psicológica, es una de las mejores obras de su director, y un estupendo estudio
de personajes filmado con gusto, manejo excelente de la tensión y desarrollo
inteligente del guión.
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