EFE
- Madrid
Convencida de que "no hay que esperar ser feliz sino
que hay que decidir serlo", la escritora francesa Anna Gavalda traslada
ese lema a "Billie", la primera novela de una trilogía sobre la
juventud "de nuestra época".
"¿Cómo es tener 25 años a
principios del siglo XXI?". Es la pregunta que se hizo Gavalda, una de
las autoras superventas de las letras francesas, y el resultado son tres
novelas: "Billie", publicada ahora en español, "La Vie en mieux", que
sale mañana en Francia, y otra, aún sin título, que verá la luz en
septiembre.
El mundo occidental es "duro" para las
nuevas generaciones, que tuvieron infancias "mimadas", que "tienen todo y
a la vez no tienen nada", reflexiona en una entrevista telefónica con
Efe esta escritora nacida en 1970 en Boulogne-Billancourt, una localidad
burguesa de las afueras de París.
Su canal de información es su entorno y la gente que lo
puebla le transmite, dice, "un mundo muy frágil", por lo que espera que
los jóvenes "inventen otra cosa, una felicidad, un bienestar que no pase
necesariamente por el consumismo".
Optimista por
naturaleza, ella mira "con mucha curiosidad" a esta nueva generación
"hiperconectada" por obra y gracia de las nuevas tecnologías, convencida
de que va a "sorprendernos", pues es "capaz de una gran solidaridad,
como se vio en España con los indignados".
Y
construirá, espera, "otro mundo", con "leyes mejores que las nuestras"
en las que no se permita tal concentración de poder como la que atesora,
por ejemplo, dice, el presidente ruso Vladimir Putin.
Un mundo mejor que en el que le tocó nacer es el que se construye
Billie, la protagonista de la novela homónima que publica en español
Seix Barral, en la que Gavalda compone una oda a la amistad en una
especie de cuento de hadas para adultos.
"Es una
historia sobre la amistad, una historia de amor entre un hombre y una
mujer, pero no como pareja, sino como amigos, pero que es un amor de la
misma calidad", subraya la autora del libro de relatos "Me gustaría que
alguien me esperase en algún lugar", que la catapultó a la fama, o de
las novelas "La sal de la vida", "Juntos nada más", "La amaba" y "El
consuelo", que la consagraron.
Y de cómo la amistad puede ser una tabla de salvación para salir de ciertos infiernos, ya sean socioeconómicos o morales.
Billie, es hija de lo que Gavalda llama "el cuarto mundo", esos
suburbios de pobreza extrema que existen en Occidente, y Franck, un
joven con dotes artísticas y homosexual, en un hogar asfixiado por el
desempleo y la ideología de ultraderecha del padre.
Ambos son los patitos feos, los "marginales" del colegio, donde se
conocerán y aprenderán a apreciarse gracias a una profesora de francés
-Galvalda también ejerció como maestra antes de triunfar en las letras-
que les pone como tarea representar ante la clase la pieza "Con el amor
no se juega" (1834), una obra de teatro de tres actos de Alfred de
Musset.
"Es mi forma de decir que las obras maestras,
los clásicos de la literatura, de la música o de la pintura no tienen
edad, son universales y pueden ser comprendidos por todo el mundo",
subraya.
De esa obra sacan Franck y Billie la idea de
que "tu honor y tu nobleza surge de la lucha, aunque te caigas, por
conseguir ser quién quieres ser y aceptarte y quererte como eres".
Y lo hacen a su manera, que en el caso de Billie está trufada de
palabras malsonantes y de argot, algo que sorprendió enormemente a sus
lectores cuando salió el libro en Francia el año pasado.
Ella, que nunca lee las críticas, ni las buenas ni las malas, se ríe de
ese puritanismo lingüístico y a modo de respuesta en la última página
de su novela da las "gracias" a su "querido" Henri du Chazaud, lingüista
y lexicógrafo francés de renombre fallecido en agosto pasado y con el
que Galvalda mantenía una estrecha amistad.
"La
amistad, la soledad, el encuentro y el coraje de vivir" son temas
recurrente en la obra de Gavalda, cuya única novela juvenil, "35 kilos
de esperanza", que comienza -ironiza- con la frase "Detesto la escuela",
es estudiada en los institutos franceses.
"No
escolarizar a un niño es un crimen", afirma tajante Gavalda, quien pese a
"desconfiar" de los escritores que transmiten "mensajes" ("no somos
sociólogos ni curas", apunta), con la trilogía sobre la juventud que
arranca con "Billie" quiere trasmitir a las nuevas generaciones una
inyección de ánimo frente al futuro: "¡Vamos sed valientes! Ayudaos y el
cielo os ayudará!".
Y "sed felices", añade, porque,
como decía Jacques Prévert "deberíamos intentar ser felices aunque solo
fuese para dar ejemplo", o porque como señalaba Voltaire: "Es cortés ser
feliz".
Ella con su obra, con la que solo pretender "dar placer y divertimento" a los lectores, pone su granito de arena.
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