No sé para qué anoto todo este mejunje de reflexiones vanas, también ignoro cuál es su presunto destinatario y, por supuesto, que conseguiré después de tanto observar y deducir conclusiones obvias, aunque no por ello menos peligrosas. No me considero un héroe ni creo que tenga una misión importante en la historia que me ha tocado sufrir. Lo único que busco es estar entretenido para no deprimirme con la lluvia que en estos lugares no para de caer. Quizás alguien se entretenga a su vez, cuando llegue el momento en que mis pensamientos entren dentro de su mente, entonces habré quedado atrapado en sus huesos craneales, allí, entre sus sesos, cautivo de las buenas intenciones. Quizás, en esa momentánea cárcel, podamos llegar a ser amigos, quizás mis comeduras de coco le sirvan de ayuda para sus problemas; si es así, no pido contraprestación, tu felicidad es la mía.
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