La civilización progresa y nosotros no
sabemos donde estamos. Debemos cantar todos a una para levantar nuestra patria
salvavidas. El mundo padece de catástrofes, pongamos por ello el grano de arena
que le corresponde al hombre y olvidemos las razones del destino. Si fuese
extranjero, vendría de vacaciones a España y entonces comprendería. Comprendería
el sabor de los desterrados, y necesitaría una nueva comprensión que desde aquí
intento alcanzar. Como dijo Octavio Paz, mis pasos se oyen en otra calle, pero
la lluvia sólo es real en la mía, en las
demás padece de meditaciones, ideologías o tragedias.
Mi garganta berrea y las vacas
estorban con su desidia. Hay que recoger al rebaño y llevarlo camino de casa.
Pero tengamos cuidado, por si nos sale al encuentro un barco fantasma navegando
en agua dulce. La vida y sus sucedáneos pelean por salir al paso, aun así
prefiero salirme de los pasos marcados. Ya basta de defender las buenas
posiciones, quedemos con la Bruja Avería en el malecón de los sueños rotos.
Hagámoslo madrugando para verla en aquella televisión que ya no está encendida.
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