En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño--.
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos--.
le dije que éramos novios,
. . .y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
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