La cabeza empieza a dar vueltas, no para. ¿Dónde estoy sino ante mi propia sombra sobre el pupitre? No la pienso vender, aunque las ofertas son tentadoras. Durante unos días, se investigó la procedencia, pocos en realidad, el caso se cerró sin ruido, como si hubiese sido algo sin importancia el no tener padres. No, no lo entiendo.
Debería haber apagado la luz del flexo porque a los cuidadores no les gusta que estemos despiertos hasta tan tarde. He aprendido a distinguir sus pasos más pesados y lentos, al menor indicio apago y me desplazo con sigilo hasta mi cama dispuesta. Soy más listo que ellos, aunque alguna vez me han cazado. Después de ser interrogado, la escena cobra tintes macabros, te sientes como si le hubieras hecho daño a alguien, no es cierto, niego todos mis falsos pecados, soy inocente, no veis que soy tan solo un niño, exijo el derecho a la asistencia de un abogado; además, no me habéis leído los derechos. ¿Qué pensabais? ¿Acaso me tomáis por un negro ignorante?
El cadáver fue encontrado en la playa, sin ropa, con una sonrisa de felicidad en la cara, no me valoréis por lo que digan todos ellos, soy el mejor detective que haya ideado Conan Doyle. La foto salió en todos los periódicos, sus padres se habían ido de compras al centro comercial de las afueras, el niño quedó jugando al fútbol con unos amigos. Dijo que necesitaba un helado y no volvió, tenía la mirada perdida, todavía creía en Dios. No tenía ningún papel que lo hubiese identificado, los forenses quedaron extrañados con su boca abierta, quería tragarse toda el agua del mar, nadie lo entendía, ni siquiera sus compungidos padres, parecía mentira, justo ayer le habían comprado unas gafas nuevas, estaba tan guapo. En realidad, hay algo oculto en este caso, puede que sea el primero que no resuelva, el primero de los últimos.
Para el fin de semana se espera que empeore el tiempo en la Comunidad Autónoma, va a llegar un temporal, por ello se aconseja a los ciudadanos de nuestra querida patria que no salgan a la calle. Y no olviden: días de borrasca víspera de resplandores.
No me atrevo a moverme, encerrado entre las cálidas mantas todo parece banal, por eso lo demás puede esperar. La vida se retuerce sobre sí misma para conseguir protestar; por mi parte, intento levantar el peso de lo que todavía me queda aquí, lo hago mínimo ignorante de eso que otros llaman alma, solo para divisar un pedazo de piedad en la lejanía. Distingo así que la conjura acaba desatada en mi rumor de gato abandonado.
No me atrevo, ahora, con la lectura de «La isla del tesoro», odio el Quijote y me encanta Julio Verne. Todas las citadas lecturas son obligatorias en nuestra hora semanal de lectura. Los llaman clásicos; de cualquier forma, no me atrevo a mover, encerrado entre las cálidas mantas todo parece banal. También puedo escribir que aparece un pájaro rosa con un gusano amarillo en el pico, dispuesto a suicidarse contra un camión lleno de leche de vaca argentina, puedo y lo hago sin saber muy bien el porqué de tanta hipocresía. La Luna entonces me guiña un ojo que no ve, estoy perdido en un mar de locura, espero que esta noche no me dé otro ataque de asma, espero sin esperar la espera esperada. ¿Por qué me liaré en tantos pensamientos? ¿Por qué no escapo de esta espiral que me atrapa?
No sé para qué anoto todo este mejunje de reflexiones vanas, también ignoro cuál es su presunto destinatario y, por supuesto, que conseguiré después de tanto observar y deducir conclusiones obvias, aunque no por ello menos peligrosas. No me considero un héroe ni creo que tenga una misión importante en la historia que me ha tocado sufrir. Lo único que busco es estar entretenido para no deprimirme con la lluvia que en estos lugares no para de caer. Quizás alguien se entretenga a su vez, cuando llegue el momento en que mis pensamientos entren dentro de su mente, entonces habré quedado atrapado en sus huesos craneales, allí, entre sus sesos, cautivo de las buenas intenciones. Quizás, en esa momentánea cárcel, podamos llegar a ser amigos, quizás mis comeduras de coco le sirvan de ayuda para sus problemas; si es así, no pido contraprestación, tu felicidad es la mía.
Lo que me parece más improbable, en mis conjeturas sobre el destino y causas de mi diario, es que este llegue a crear una escapatoria, una forma de darme un poco de libertad. Las palabras no van a derribar las paredes de este orfanato, al menos no las que me pertenecen, ya sean de cemento o de órdenes MAYÚSCULAS. PARA ESO NECESITARÍA SER FUERTE Y HÁBIL, MANEJAR EXPLOSIVOS O SER UN GIGANTE DE GRAN FUERZA. Un
GIGANTE como el que soñaba habrá unos dos o tres años, uno que llevase por delante las delgadas paredes de cemento, los tabiques tras los cuales nos oyen los cuidadores o vigilantes, que desconozco la razón de que a este recinto lo llamen como lo llaman y escamoteen su verdadero nombre: esto es una CÁRCEL, otra vez con mayúsculas.
Lo que me faltaba, mañana a primera hora clase de gimnasia y yo respirando mal, además de sufrir catarro o rinitis, si nos atenemos a los conceptos extraños que maneja el médico que nos atiende a todos nosotros; a mí más que los demás debido a mis ahogos nocturnos.
En definitiva, nunca seré un GIGANTE y aunque me ponga a crecer a ritmos acelerados, solo me quedaré en un enclenque negrito que se fatiga a la más mínima carrera. Óscar, en cambio, resulta ser casi como un hermano antagónico, aunque mal estudiante tiene la capacidad física de todo un atleta. Quizás por ser tan diferentes en constitución acabamos como grandes amigos, quizás porque buscamos en el otro lo que nos falta en nosotros mismos.
En vista de las condiciones atmosféricas, Protección Civil desarrollará un servicio de atención a situaciones de emergencia. Aconsejamos a los ciudadanos que colaboren en todo lo que puedan y que no se dejen llevar por los nervios. El Estado vigila por su bienestar.
Seguro que, a estas horas de la noche, Óscar ya ansía que llegue la mañana, sobre todo para tonificar un poco sus músculos y, cómo no, para ganar el partido de fútbol que a veces Manrique, rey magnánimo donde los haya, nos permite jugar.
Nos tratan como esclavos, Óscar está por encima de todos esos odios y frustraciones, espero que nunca vea su fuerza dedicada a un trabajo indigno de su estampa griega. Él ahora aparece y desaparece en mi pensamiento, lo hace desde su altura física y espiritual; después de todo, a Óscar siempre lo veré como alguien atento y educado, como una persona que sabe llevar las riendas, un chico responsable. Sería una pena que su sonrisa acabe picando piedra; eso es, en concreto, lo que Manrique quiere porque él sí está frustrado al dar clases en un colegio de segunda fila, a unos alumnos que ni siquiera tienen padres, a unos alumnos que se merecen lo peor, a unos seres débiles que piden limosna. Además, a los que tenemos más de once años ya no hay quien nos adopte, estamos destinados a navegar por el Planeta Tierra, desterrados de todo lo que se llame hogar y, según Manrique, por nuestra culpa. Si hay alguien que lo entienda, le agradecería que me lo explicara; si resulta lógico, por favor, que alguien me meta en otro tipo de manicomio, mi alma está muerta entre mis casi certezas.
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