Parecía que no había más
espacio en el Universo Marvel para ningún superhéroe más, pero de repente llega
una película que no mucha gente esperaba, que sorprende y revitaliza el
universo cinematográfico de la franquicia
de Disney.
Si algo se le da bien a Marvel es convertir sus colecciones de
segunda división en sus mejores películas y aunque el principio argumental de ésta nueva saga, pueda recordar a ‘Batman
Begins’ (2005) con
la formación en el Himalaya, o
incluso a ‘Origen’ (Inception, 2010) con las escenas de Nueva York
plegándose sobre sí misma, debemos reconocer que el estilo es diferente al de
Nolan pues mantiene una fórmula de acción, humor y brillantez visual dentro de
un tono medido y contenido.
Dirigida por Scott Derrickson (‘Hellriser 5’, ‘El exorcismo de Emily
Rose’, ‘El día que la Tierra se detuvo’, ‘Sinister’ y ‘Líbranos del mal’), la
película es un deleite visual (obligado el verla en 3D) y resulta
obligado señalar el gran trabajo actoral de todo el reparto, desde un Benedict
Cumberbatch que se adapta sin problema a su nuevo personaje, pasando por Tilda Swinton como directora de
orquesta y llegando a un villano con la personalidad que le otorga el
danés Madds Mikkelsen. Tampoco desentonan los personajes secundarios que
interpretan Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams y Benjamin Bratt en una breve
aparición.
Dr. Strange es un intento de enfocar el género como alguna vez hiciera
Alan Moore con Watchmen: lo importante no es el género, (el Macguffin de turno
para atraer a las moscas) sino el contenido y personajes narrados.
La
película merece una oportunidad, un viaje y una redención a un género que en el
cine necesita nuevos puntos de abordaje, como ya ha hecho en el ámbito televisivo
Netflix con Arrow, Gotham, Daredevil o Jessica Jones. En esta película
nada parece dejado al azar, todo está trabajado, las piezas encajan como en los
relojes de lujo que viste el Doctor
Strange. Además las escenas de acción, a base de magia más que de fuerza y sus
brillantes recursos y soluciones al tema temporal, dimensional y del multiverso
aportan una visión diferente y abren nuevos caminos.
El ritmo es excelente y se mantiene en todo momento gracias a un gran
pulso narrativo con un guión en el que no faltan las reflexiones filosóficas y
los detalles humorísticos.
En otros apartados, la banda sonora no quedará como una de las más
recordadas de la historia del cine, pero se nota el buen hacer de Michael
Giacchino y está algo por encima del resto de películas de la franquicia, que
suelen ser bastante olvidables.
En definitiva, Dr. Strange nos deja con ganas de más... y también con
la duda de cómo van a hacer los de
Marvel para hacer de INFINITY WARS una película coherente.
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