Mis ansias pueden instigar comportamientos
reaccionarios, tambien ciertas afinidades. Por ello intento salir de la pecera, pero sólo recibo la
incredulidad del resto de los peces. Hago todos estos intentos para no quedar
estancado en un analogismo discordante, pues sé que dicha combinación de términos
es posible, más aun entre animales primarios como son mis compañeros habituales. Unos
amigos que cuestionan mi suerte mágica, aunque no sé si en mayor medida que las
mutaciones gozosas. Desde un punto de vista distinto al suyo, las considero a
todas ellas como algo inherente a mi idiosincrasia.
Quizás la causa de estar
repleto de reflejos es lo que obliga a evadirme de la topología cotidiana, pero
únicamente para que no me localicen las almas perversas que nos dominan a casi todas. Merced
a los intermediarios que me ayudan, es, entonces, cuando los estados de la
conciencia sufren una metamorfosis. Reactivos en lo preconsciente salen tras
invocar la excitación hiperbólica y consigo, de esta forma, salirme de los
prejuicios miserables; definitivamente, sólo con estos aliados, consigue este
ejecutivo emprendedor (aunque no agresivo) terminar esta pésima traducción de
lo que le sucede.
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