Funcionario, soy funcionario, con todo lo
malo y lo bueno que esto puede suponer, más allá de los prejuicios, con mis
momentos malos y alguno bueno, que de todo ha de haber. Con mis libros (ellos
tan leales), mis sueños (tan traicioneros) y estos escritos que voy colgando en
la gran red para que la gente los lea.
Entre mis escritos, los hay obscenos,
inocentes, incendiarios y rebeldes. Por lo menos es lo que intento. Me gustaría
que llegasen al mayor número de gente, para poder compartir mi visión del mundo
y crear esos momentos mágicos de conexión en los que todo se desvanece para
iluminar un camino que procuro llenos de alegrías.
De esta forma, busco a mis soldados, a los
defensores de la libertad, del placer bien entendido y de los conocimientos que
no excluyan la humildad. Que estos soldados encuentren algo de provecho, es lo
único que espero como capitán de este ejército dispuesto para la guerra contra
la ignorancia y la mediocridad.
Queda aquí mi deseo, y que sirva de conjuro
contra los malos tiempos, contra los ladrones y las amenazas que nos rodean.
Soldados, que mi encargo no os supere, y mantened la calma; es la mejor arma
contra el enemigo.
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