El hombre color Sol muestra por fin su verdadera faz: son todos
mis amigos revelándose en la carrera hacia la meta final. Pienso, luego existo;
existo, luego no invierto mi tiempo en pensar. El instinto dice que estoy cerca.
Empiezan a abofetearme por no ir a clase. Las ventanas acaban rotas, entra el
aire frío que acompasa la quebrada respiración.
Soy asmático: esto lo dejaba
para el final. Una vez vomite esputos de sangre, desde el pulmón al hielo del
champagne, desde éste a tus labios, y desde estos a mi derrota. Tal vez debiera
apuntarme a un gimnasio o correr cada mañana, sobre todo para mejorar el estado
corporal, también el espiritual. Sólo de pensarlo regresa el miedo.
Los del ejército
desfilan para disparar hacia arriba; asalto un tanque y apunto a un puente, lo
derribo para luego encontrarte esperando en el otro extremo. Abajo el río se
desborda.
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