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viernes, 17 de abril de 2015

Ganadera, productora de cine y empresaria 'online': Eugenia Silva

"Las modelos somos un coñazo"


 
Eugenia Silva
Eugenia Silva, puro 'vamp', sobre una cama de Hästens, con 'culotte' La Perla, medias Magpie Vintage y zapatos Pedro del Hierro / Pablo Zamora

Rompe el hielo que marca su evidente belleza según se sienta en un café clásico del Madrid de los Austrias y pide un sándwich de jamón y queso con huevo a la plancha y patatas fritas. “Me encantan los sándwiches de cafetería, ¿a ti no?”. Con Eugenia Silva cuesta ceñirse a un guion. Más que nada porque ella misma se lo ha saltado siempre. Puede quedar para contarte su nueva aventura empresarial de venta de moda online y saltar de un tema a otro: cómo presentó al fotógrafo Steven Meisel y a Pedro Almodóvar en una fiesta del mánager de Madonna en Los Ángeles, cómo se puso a hacer petit point recién llegada a Nueva York en el rincón de un plató con la que sería después su amiga Amber Valletta, o cómo aterrizó tras 20 horas de aeropuertos por primera vez en Sundance junto a actores como Juno Temple, Emily Browning o Michael Cera.
'Body' y medias Magpie Vintage. La intensidad de sus labios se debe a a la genética, pero también al nuevo Rouge Voulpté y al perfilador Dessin des Lèvres de Yves Saint Laurent Beauté. La jarra de vidrio con relieve, cenicero redondo de cristal y silla de madera, todo, de Zara Home / Pablo Zamora
Lo que para otros sería un ejercicio estudiado de mencionar nombres para deslumbrar, en su caso sirve de simple carta de navegación por sus incontables inquietudes. A pesar de seguir ejerciendo de embajadora de Garnier, esta madrileña de 39 años, ha completado la conversión de modelo a empresaria. Eustyle.es es la constatación de que su imagen sigue vendiendo de otra manera. Se lo propuso su cuñado Julio, hormigonero, y lo puso en marcha junto a su hermana Inés, abogada. Desde la web vende moda para mujer y niño afín al estilo Eugenia Silva. “La gente tiene un escepticismo: ¿comprar ropa online? ¡Sí, prueba!”, adopta a modo de eslogan.

"Tengo que eliminar mi punto romántico"

He descubierto la parte desagradable de esa industria, esa en la que te sientas delante de unos señores superbordes para que te den dinero. Todo eso que no es ponerte el vestidazo e irte a la gala amfAR
“Me decían que no iba a funcionar. Ángel Schlesser, cuando empezó a colaborar, comentaba: ‘Uf, yo he tratado de vender online y es que ni de coña… La gente, al final, se lo quiere probar’. Y resulta que hemos tenido que reponer su ropa cuatro veces. Todo lo que vendemos son marcas españolas, excepto Muzungu Sisters, de Tatiana Santo Domingo, pero lo suyo lo tengo por amistad personal con ella [Eugenia fue novia de su tío, el millonario Alejandro Santo Domingo]”. Se ríe cuando se le pregunta cómo se considera a sí misma en términos empresariales. “Pues tengo un punto romántico que tendría que eliminar. ¡Debería ser más exigente! Pero soy muy fácil de convencer”.
Y ahora que está en la otra cara de la moda, ¿qué cosas feas ha descubierto? “Que las modelos somos un coñazo [risas]. Cuando te dedicas solo a posar no eres consciente de las exigencias con las que vienen los agentes a los clientes. Y, aparte, he visto lo duro que es llevar tu propio negocio de moda. Yo llego a las fotos a las nueve de la mañana y me voy a las cinco, y adiós. Ahora tengo que conseguir los estilismos, la posproducción, el retocador, ajustar los presupuestos, los viajes… O sea, todo”. Entre sus nuevas caras, está la que se impulsa desde la revista ¡Hola!: posicionarla como heredera de Nati Abascal. Ha pasado de tener un blog propio a ejercer de estilista de otras modelos y celebridades. “Dejemos una cosa clara: Nati no tiene herederas”, ataja.
Yo nunca diría: ‘Después de esto no voy a volver a salir con un famoso’. Nadie sabe con quién va a salir en el futuro. Si me encanta un hombre, no me importa si es famoso o no
Silva también se ha tropezado con aspectos menos amables. “He descubierto la parte desagradable de esa industria, esa en la que te sientas delante de unos señores superbordes para que te den dinero, o en la que la gente de los estudios te hace millones de preguntas para las que tienes que tener preparada una respuesta o, sencillamente, explicarle a los agentes por qué su actor tiene que estar en tu película. Todo eso que no es ponerte el vestidazo e irte a la gala amfAR”.
Hace un lustro, su amiga Frida Torresblanco, productora de El laberinto del fauno, le propuso asociarse con ella en Braven Films, una empresa radicada en Nueva York. Juntas han sacado adelante una película de terror titulada Magic Magic (con la que fue a Sundance), han aparcado un proyecto sobre la escandalosa cantante mexicana Gloria Trevi y esperan culminar otro con Rachel Weisz. La modelo juega el papel de asesora creativa. “Frida me ha pedido que esté pendiente de libros con potencial para comprar los derechos o que lea guiones. Pero luego ya sabes que, si estás en una aventura como esta, tienes que hacer de todo”.
Eugenia Silva nos da la espalda (un poco solo) con sujetador y combinación, ambos de la Perla. las medias son de Magpie Vintage. En su cara, el iluminador Touche Eclat y la paleta de ojos pertenecen a la Edición Rock Resille de Yves Saint Laurent Beauté / Pablo Zamora
Le cuento que, según su perfil en IMDB, “tras su ruptura con [el modelo venezolano] Enrique Palacios, se prometió a sí misma que nunca volvería a salir con un famoso por toda la atención mediática que conlleva”. “Obviamente, eso no es verdad. Yo nunca diría: ‘Después de esto no voy a volver a salir con un famoso’. Nadie sabe con quién va a salir en el futuro. Si me encanta un hombre, no me importa si es famoso o no”. Su vida sentimental ha encontrado la estabilidad con Alfonso de Borbón, primo del Rey. Antes hubo otros conocidos: el escritor Ray Loriga, el cantautor Pau Donés, el empresario Diego Osorio. Ahora es madre. El pequeño Alfonso acaba de cumplir un año. Es una de las razones por las que Eugenia ha echado el freno en su constante saltar el charco. También por el trabajo de Alfonso de Borbón, cuya empresa de tarjetas de telefonía móvil está radicada en Madrid. Él es alérgico a salir como pareja de en los medios, pero estuvo en la presentación de Eustyle.es. “Era algo tan familiar que sentía esa responsabilidad. Lo pasó fatal: me estaba apretando tanto en las fotos que yo creo que hasta me dejó moratones. Pero, bueno, ya no tiene que cumplir en 20 años; o sí, cuando nos compre LVMH”, se ríe.
No le cuesta reconocer que apenas tiene trato con la casa del Rey. “De la familia real nos llevamos con quien nos llevamos, pero como amigos”. ¿Y con Letizia? “No la conozco”. ¿Y qué opina de su estilo? “Prefiero no opinar”, refrena. Pero podrá decir por qué cree que el estilo de la nueva reina se aprecia más fuera que dentro de nuestras fronteras. “Yo creo que todo lo novedoso llama mucho la atención, sobre todo, fuera. Como pareja, son un parejón: él tiene un fachón, ella es mona, y encima son reyes; se verá como un cuento de hadas. Yo prefiero no opinar sobre su estilo. Lo que sí he dicho, y me reitero, es que ponemos Eustyle a su disposición”.

Steve Meisel, te presento a Pedro Almodóvar

Simplemente soy modelo. El término 'top' está tan usado, requeteusado y mal usado…”.
Su amigo, el fotógrafo Steven Meisel, con quien realizó su primera sesión neoyorquina rodeada de tops como Naomi Campbell, Shalom Harlow o Amber Valletta, y que más tarde la fotografiaría caracterizada como Sean Young en Blade Runner, le ha pedido imágenes de su niño para un proyecto que prepara. Cuesta resistirse a preguntarle si es cierta la leyenda de que fue ella quien presentó a Almodóvar y Meisel. “No, no… O espera, ah, sí, ¡claro! Mira, estábamos en una fiesta en casa de Guy Oseary, mánager de Madonna, que está casado con una íntima amiga mía, Michelle Alves, una modelo brasileña. Estaba yo charlando con Steven y Lori Goldstein [directora de moda de Elle] y llegó Pedro con Penélope [Cruz], Javier [Bardem] y Óscar Jaenada. Y dice Steven: ‘No me puedo creer quién ha llegado’. Y yo: ‘¿Quién?’. ‘Pedro’. Y Steven se puso en plan fan. ‘Le quiero conocer, le quiero conocer’. Total, que voy a buscar a Pedro y le digo: ‘Por favor, ven un momento, que te quiere conocer Steven Meisel’. Y Pedro: ‘¿Steven Meisel? ¡No! Fan, fan, fan”. Así que les presenté y estuvieron allí los dos de charleta. Son de esas cosas que dices: ‘Qué bien, tops en lo suyo y cada uno es admirador del otro”.
En esta imagen, Eugenia lleva 'body' Wolford y medias Magpie Vintage. Su rostro resulta especialmente luminoso debido al fondo de maquillaje Touché Éclat y su mirada despejada de directa revela el efecto de la sombra de ojos en tono nude Ombre Solo de Yves Saint Laurent Beauté. La silla es de Zara Home / Pablo Zamora
Ella tuvo su primer megatrip hacia la fama cuando Óscar de la Renta la escogió como imagen de su perfume: “Según aterricé en Nueva York, me fui a Cartier en la Quinta Avenida y me compré un reloj. Pensé: ‘Pase lo que pase, esto ya me lo llevo puesto”. Pocos meses antes de que muriera el maestro dominicano, Silva le visitó en su casa de Kent (Connecticut). “Fue muy triste su pérdida; era un señor de los que se encuentran pocos. A mí me hizo el visado, me vistió para las fiestas de Nueva York cuando nadie quería vestirme, me presentó a Anna Wintour, a Meisel…”.
Su porte casi irreal, con el cuello de cisne y ese rostro pulcramente delineado que la convertiría en musa de Jordi Labanda, parece fugado de un tiempo indeterminado; entre un pasado cercano y el futuro inmediato. Quizá sea ese uno de los secretos que han hecho de ella una de las modelos españolas de mayor recorrido. “Me considero una buena modelo, profesional. A algunos no les gustaré nada, a otros sí, pero simplemente soy modelo. El término top está tan usado, requeteusado y mal usado…”.
Ángel Schlesser, cuando empezó a colaborar, comentaba: ‘Uf, yo he tratado de vender 'online' y es que ni de coña… La gente, al final, se lo quiere probar’. Y resulta que hemos tenido que reponer su ropa cuatro veces
Lo rechaza porque puede. Le acompaña desde el principio, desde aquel concurso Elite Look of the Year organizado por la revista Ragazza que le valió la victoria junto a Nieves Álvarez en 1992. Tenía 16 años. Ya llevaba años soñando con ocupar las mismas páginas que Linda Evangelista en Vogue USA o Harper’s Bazaar. Los compraba de importación en un quiosco de la calle Serrano cuando viajaba a Madrid los fines de semana y se quedaba a dormir con su prima, la hoy diseñadora de tocados Fátima de Burnay. Su padre era fiscal en Toledo, su madre, concejala de Cultura. Un fotógrafo amigo le sacó unas fotos que publicó en la edición local de ABC con motivo de una feria de artesanía. Cara lavada, sencilla, una camisa azul y poco más. Las mandó a Ragazza sin decírselo a su padre. “Cuando gané, lloré de alegría. Para mí era una salida al exterior. Yo quería viajar, recorrer mundo, salir de allí, pero no sabía cómo. Y el premio era un año en París, firmar con la agencia estadounidense e ir a la final en Nueva York. Era perfecto… aunque en mi casa estaban horripilados”.
Su familia se divide entre arquitectos y abogados. Uno de sus tíos, Antonio Hernández Mancha, fue presidente de Alianza Popular a finales de los ochenta, justo antes de que se refundara como Partido Popular y Aznar se alzara líder. A Eugenia le tiraba la construcción, pero acabó sacándose derecho en 10 años. Hoy se alegra de haberlo hecho. Ya sea para el restaurante del que es socia en Formentera o el negocio de cría de cerdo ibérico que mantiene en su finca familiar de Extremadura, ha aprendido a cuadrar números y licencias. Eustyle es solo un paso más hacia esa otra Eugenia Silva, la que ella misma está por descubrir. “Por eso mezclo un poco de todo, por saber qué es lo que me gustaría ser de mayor”. Y lo dice como quien aún no ha hecho nada en la vida.

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