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jueves, 24 de junio de 2021

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LA COSA (THE THING, 1982), DE JOHN CARPENTER según el blog de Deckard

 

LA COSA (THE THING, 1982), DE JOHN CARPENTER


¿Qué puedo decir de la obra maestra de John Carpenter, el Maestro del Terror, que no sepáis? Lo básico, es que es una de las grandes películas de ciencia ficción y terror de la historia del cine, y que tiene unos efectos especiales atemporales. Pero aquí intentaré transmitiros porque me fascina tanto ‘La Cosa’ de Carpenter (es casi imposible no añadir el apellido del director cada vez que escribo el título). Además de eso, explicaré algunas cosas sobre el director, actores, efectos especiales, y un largo etcétera, en pocas palabras. 

La Cosa: adaptación, influencia y homenaje

«En una estación experimental de la Antártida, un equipo de doce investigadores descubren a un extraño ente venido del espacio que ha permanecido en la nieve durante más de 100.000 años. Al descongelarse, se desata y provoca el caos y el terror al cambiar de forma y transformarse en uno de los investigadores.»

Al igual que el inicio del film, donde una nave extraterrestre aterriza en la Tierra miles de años atrás, también hay que remontarnos al pasado para conocer el origen y la inspiración que tuvo Carpenter para crear ‘La Cosa’

El enigma de otro mundo (1951, Howard Hawks) y la novela 'Who goes there' (1938, John W. Campbell)
‘La Cosa’, de Carpenter, mezcla perfectamente ‘El enigma de otro mundo’ (Howard Hawks) y la novela en la que se basó, de John W. Campbell ‘Who goes there?’ (1938).

La película está basada en el relato de ‘Who goes there?’ (1938) de John W. Campbell, y a su vez es un remake de una de las películas favoritas de Carpenter, ‘El Enigma de otro de mundo‘ (Christian Nyby y Howard Hawks, 1951). Porque si hay un director al que admira Carpenter, es justamente a Howard Hawks (algo que ya se vio en ‘Asalto en la comisaría del Distrito 13‘, un remake encubierto de ‘Río Bravo‘), así que esta película tenía que estar a la altura de su ídolo.

Pero tampoco quería hacer un remake o un refrito. Para él, la obra de Hawks, era intocable. El guionista Bill Lancaster la adaptó acercándose más al relato, tal como quería Carpenter. Pero igualmente el director no podía evitar rendir un homenaje al clásico. 

Así que tenemos por parte de la novela, la atmósfera opresiva y paranoica, y las habilidades cambiantes de la criatura, que quizá, para mí, es lo que se echa más en falta en la cinta de Hawks. Eso sí, en ‘El Enigma de otro mundo’ los personajes están más definido, con muy buenos diálogos y cierto aire claustrofóbico. Con las cosas buenas que tenía de ambas versiones, Carpenter sólo podía hacer una cosa: convertirlo en una obra maestra

Fotograma de 'El enigma del otro mundo'
Imagen de la película ‘El enigma de otro mundo’, de Howard Hawks y Christian Nyby. Aunque tienen cierto aire, Carpenter no hizo ningún tipo de refrito de la original.

De todas maneras, no podemos obviar que un horror cósmico que durante miles de años ha quedado oculto y es despertado, tiene su influencia en lugar: los mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft. Otro escritor al que Carpenter le fascina.

Tanto el escritor de Providence, como el propio Carpenter, crean ambientes pesimistas, y destinos bastantes descorazonadores en su obras. Pero ya no sólo ocurre en ‘La Cosa’. Si vamos a las películas de ‘El príncipe de las Tinieblas‘ (1987) y ‘En la boca del miedo‘ (1994), vemos que allí también hablan del despertar y descubrimiento de un mal oculto (y cósmico), que acabará con toda vida humana. Y además comenzando con la desaparición de la propia identidad. Estas tres películas, con más de 10 años de diferencia entre la primera y la última, pertenecen a lo que el propio Carpenter llamó ‘La trilogía del Apocalipsis‘. Aunque tened en cuenta que no tienen nada que ver unas con otras.

La Cosa, de John Carpenter. La Nave espacial.
Algo estuvo enterrado durante millones de años, y ahora ha sido descubierto…

Se nota que Carpenter es un amante de la ciencia ficción y el terror clásico, así que es indudable donde podemos ver también esa mezcla; en la Hammer. Las primeras obras fantásticas de la gran productora británica mezclaban esos dos géneros, y también lo llenaban de pesimismo y personajes cínicos

Pero sobre todo por las películas de uno de los personajes favoritos del director: el profesor Quatermass; que incluso usó su apellido de seudónimo como guionista en el ‘El príncipe de las Tinieblas’. En el especial de: Quatermass: La trilogía de la Hammer‘, podéis leer más sobre este científico que luchaba contra diferentes intentos de invasiones alienígenas. Allí descubriréis todo sobre este personaje, y como sus películas influyeron al cine de ciencia ficción y terror que vino después.

El enigma de otro mundo

La película tiene el ritmo que le toca en cada momento. Comienza con la persecución al perro malamute por parte de los noruegos del helicóptero en plena Antártida, y al mismo tiempo con la presentación de los personajes en un entorno bastante distendido. Cuando ambos grupos se encuentran, la confusión, el miedo, y la barrera del idioma, hace que se disparen entre ellos, y terminen muriendo los noruegos. Nos ha mostrado el lugar donde están, y que en el fondo los nervios están a flor de piel.

La Cosa. Kurt Russell con el bloque de hielo.
Fuera lo que fuera que hubiera dentro del bloque de hielo, fue liberado.

A partir de este momento, empieza a aumentar poco a poco el suspense. Carpenter lo consigue al principio, simplemente, con ese perro que han rescatado. Le vemos paseando por toda la base, sin hacer nada, entrando en habitaciones, o sólo observando y escuchando a todo el mundo, como si los entendiera. Esos momentos son inquietantes.

Ahí ya te ha puesto algo nervioso, y te ha mostrado esa localización tan claustrofóbica que es la estación de investigación. Pero cuando llevan al perrete a la perrera, la tensión pega un salto increíble. Porque justo antes de la transformación del “perro”, te mantiene en suspense unos pocos segundos, que son oro. Y no serán los únicos. La película juega con esto más de una ocasión, y le funciona en cada una de ellas. A cuál mejor. 

‘La Cosa’ se mueve entre esos grandes momentos de tensión y suspense, y del terror más físico y grotesco. Estos últimos fueron parte por los que pasó a la historia.

The Thing (John Carpenter, 1982), FX
Detrás del impresionante trabajo de diseño de la «cosa» y los efectos especiales, está el creador de efectos especiales de maquillaje, Rob Bottin.

La criatura y los efectos estaban diseñados por Rob Bottin, que ya trabajó con Carpenter en La Niebla’, y que después ha hecho trabajos increíbles en ‘Robocop’, ‘Desafío total’, ‘Legend’, y hasta en ‘Seven’. Desde luego Bottin trabajó muy duro. Tanto, que se jugó la salud, y tuvo que ser hospitalizado en medio del rodaje. 

La escena de los perros, por ejemplo, tuvo que acabarla Stan Winston. Y como curiosidad, como Winston vio que Bottin hizo un trabajo tan espectacular, no quiso aparecer en los créditos, y así no quitarle ningún tipo de mérito.

La Cosa, efectos especiales de Rob Bottin.
Después de cambios de forma definidas, la «cosa» tendrá que usar grotescas formas para defenderse y atacar al equipo de la estación estadounidense.

A la criatura la vamos a ver mutando y cambiando a todo tipo de formas grotescas, ya sean perros sin piel, cabezas-arañas, formas indescriptibles, una amalgama de todo, o simplemente humanos a medio transformar. Todavía me maravillan sus efectos después de casi 40 años. Insuperables. 

En ningún momento se sabe (ni se pensó) la forma original de este extraterrestre, pero ni falta hace. Y eso es otra parte de su encanto terrorífico. Y parece increíble que un alienígena de estas características, en ningún momento va a tener que hacer uso de los jump scare, para giñarnos.

Aislamiento, paranoia, y… otra cosa

Todo lo anterior ya debería ser suficiente para aterrorizar, pero hay más. Lo que realmente la convierte en terrorífica, es que se añade un miedo más psicológico: la paranoia, la sensación de aislamiento, y el temor a la pérdida de identidad propia

Los personajes de 'La Cosa', de Carpenter.
Cuando descubren que la criatura puede transformarse en quien quiera, empezará la desconfianza entre ellos.

Como ya sabemos, Carpenter es un experto en aislar a sus personajes (‘Asalto a la comisaría del Distrito 13’, ‘La Niebla’, ‘Fantasmas de Marte’), y que luchen contra un enemigo en común. Pero aquí están atrapados junto a una amenaza que tiene habilidad de copiar, mimetizarse, y transformarse no sólo en lo QUE quiera, sino en QUIEN quiera. Esto hace, tal como dice MacReady en su grabadora, que nadie confíe en nadie, aumentando así la paranoia y la desconfianza del grupo. 

Desde luego Carpenter juega con todo eso de una manera extraordinaria, creando una atmósfera en continua tensión. Simplemente hay que ver la escena de la prueba de sangre. Una maravilla de la creación del suspense y la tensión.

Kurt Russell en La Cosa. La prueba de la sangre.
MacReady (Kurt Russell) propone hacer una prueba de sangre para saber quién es la «cosa». Uno de los momentos con más tensión de la película.

Además, el hecho que no sepamos nada de la criatura hace que la haga más peligrosa, y da a entender que es algo alejado de nuestra compresión, y que ignoramos todo sobre ella. El propio personaje de Russell lo dice cuando preguntan que por qué hace todo esto esa Cosa, a lo que él responde: «Porque es diferente a nosotros. Porque es del espacio exterior». No necesitamos más.

Carpenter siempre ha usado una música muy minimalista en sus películas, pero muy reconocidas y que es suficiente para acompañar lo que estamos viendo, o lo que no vemos, como en ‘Halloween’ o ‘1997: Rescate en Nueva York’. Pero aquí en particular contó con el maestro Ennio Morricone. Y, con algo del estilo del Maestro del Terror, creó una música, que con poco más de 4 notas convierte cada momento de tensión, en algo espectacular.  

Un destino descorazonador

La película de principio a fin tiene un tono bastante pesimista (como toda la trilogía del Apocalipsis), alejándose del humor cínico que pueden tener películas como ‘Están vivos’, ‘Vampiros’, e incluso ‘Asalto a la comisaría del distrito 13’, que tienen diálogos con algo más distendidos. Con ‘La Cosa’ evitó todo eso para adentrarnos más en el ambiente que respiran los personajes.

Pero eso no quita que haya diálogos geniales y bien aprovechados. Porque en muchos de esos diálogos, hay momentos cumbre. 

Doble enfoque en 'La Cosa', de John Carpenter.
En poco espacio, y planos cerrados, Carpenter consigue que estemos atentos a diferentes puntos de la pantalla. ¿Es más rápido un bisturí por la espalda, o un disparo?

John Carpenter, además de hacer diálogos geniales, es un narrador visualEn medio de más de una conversación, o discusión acalorada, ocurren cosas importantes en segundo plano. Y además nos lo muestra con más de seis personas en pantalla, en un espacio pequeño, cada uno hablando y haciendo cosas diferentes. Para mí eso es brutal. Te hace mirar aquí y allá, todo el rato, prestando atención a muchos detalles, y acciones que hacen cada uno de los personajes

Todos los personajes cumplen con su propósito en cada momento, quizá algunos sólo parezcan personajes muy secundarios, pero van a estar presentes, o van a ser responsables, en lo que va ocurriendo a lo largo de ‘La Cosa’. 

El personaje principal, MacReady, está interpretado por Kurt Russell, que ya había trabajado con Carpenter en ‘1997: Rescate en Nueva York’, y el director insistió en que trabajara con él en esta película. Un gran acierto, sin duda, ofreciéndonos un personaje que tiene mucho temple, y con una vena muy cínica y pesimista. Parece mentira que en la descripción se parezca a Snake Plissken, y que en realiad no se parezca en nada. Y menos todavía al gran Jack Burton de ‘Golpe en la pequeña China’. Papelón de Russell en las 3 películas (cuatro contando ‘2013: Rescate en L.A.’). 

MacReady (Kurt Russell) en The Thing
MacReady ya no puede fiarse de nadie. La sensación de peligro cada vez será mayor.

Hay más personajes, pero destaco la actuación de Wilford Brimley (‘Blanco Humano‘, ‘Cocoon’), como el Dr. Blair, que será el primero que se dé cuenta de lo que quiere el alienígena: llegar a un lugar con más población para extenderse, y así acabar con la humanidad. Cuando ve que en pocos días el extraterrestre podría conseguirlo, no me extraña que acabe algo tocado de la cabeza.

También Keith David (‘Están vivos’, ‘Requiem por un sueño’, ‘Platoon’), como Childs, hace una buena interpretación. Un hombre con el que habrá pique por el mando con MacReady, pero también centrado, y quizá en ese rival, puede encontrar algo de ayuda. 

Desde luego todas las actuaciones me parecen perfectas. No hay clichés, y cualquier personaje puede darte confianza, como terror, y en algunos vemos reflejado su miedo. La primera vez que la ves, es imposible saber quién es la “cosa”. 

Kurt Russell Vs. The Thing
El fuego es el arma más efectiva para enfrentarse al alienígena. ¿Pero a costa de qué?

Con todo esto, parece mentira que la película tuviera una fría acogida en los cines, y pasó muy desapercibida. Y, aunque en algunos lares se niegue, gran parte tuvo que ver con ‘E.T. El extraterrestre’, de Steven Spielberg. La película de Spielberg se estrenó no mucho antes, y la gente ya estaba cansada de extraterrestres. Si le sumamos la era Reagan en el cine, donde la gente quería ver cosas felices, fue un punto extra para que se girara en contra de la obra de Carpenter. 

Con el tiempo ha tenido el reconocimiento que se le debía, convirtiéndose en película de culto, y de las más valoradas del género. 

En 2002 sacaron un videojuego basado en esta película, una secuela directa en forma de shooter y survival horror. Y he de decir que consigue transmitirte la desconfianza ante todos los PNJ que te encuentras, que acabas haciéndoles análisis de sangre con un simple «Hola», o quemándoles. Una maravilla.

The Thing, videojuego 2002. The Thing 2011
El videojuego del 2002, es una secuela directa de la película. En cambio, la película del 2011 es un precuela donde veremos que ocurrió en la estación de los noruegos.

En 2011 se estrenó una película llamada ‘La Cosa’ (o ‘The Thing’ ya eso como cada uno quiera llamarlo) de Matthijs van Heijningen Jr. Mucha gente siempre habla de ella como si fuera remake, cuando en realidad es una precuela. Allí veremos por lo que pasó esa estación noruega, y cómo empezó todo. Para mí, una película muy digna a llevar su nombre. Y además trabaja Mary Elizabeth Winstead (‘Scott Pilgrim Vs. The World’, ‘Calle Cloverfield 10’), para mí una actriz espectacular. 

Conclusión

VALORACIÓN: 10

Para mí, obra maestra absoluta del género. John Carpenter tiene maravillas en su filmografía, pero ‘La Cosa’ se lleva la palma. Una película de terror y ciencia ficción que que en pocos minutos ya empieza un suspense y una tensión que no baja en ningún momento. 

Sus escenas y efectos han quedado grabadas en la mente de más de una generación de cinéfilos, convirtiéndola en una obra atemporal. Se pueden contar con los dedos de las manos películas de terror a este nivel. 

Una película a la que tengo que dar las gracias por sembrar las primeras semillas de mi vida cinéfila, y que siempre incluiré entre mis preferidas. Thank you John «The Horror Master» Carpenter. 

Ficha técnica

  • Título original: The Thing
  • Año: 1982
  • Duración: 105 min.
  • País: EEUU
  • Director: John Carpenter
  • Guión: Bill Lancaster (Basado en la novela ‘Who goes there?’ de John W. Campbell)
  • Reparto: Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David, David Ciennon, Donald Moffat, Richard Dysart.
  • Música: Ennio Morricone
  • Fotografía: Dean Cundey

miércoles, 23 de junio de 2021

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Necesidades que acucian

 


 

Hay un paredón en el que ajusticiamos
un convoy de defraudados íntimos,
parapetados ellos tras sus devociones
de malicias parciales
por las paremias finas.

 

¿Por qué se han escapado
en la hora que marcaba el final
de nuestras argucias escondidas?

 

Acaso seleccionan semejanzas
para el interrogatorio indeciso
de seductores perdidos
en el marasmo suntuoso.

 

Por ello el sumiso se suicida
en una caracterización fugaz
de nuestros humores escocidos.

Déjame pues ser uno de los suyos,
que hoy sea el gran día del lector.

El Último Crítico: El otro guardaespaldas 2 (2021)

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El I CHING. Análisis de un libro sapiencial antiguo, pero a la vez actual

 



 

El I CHING es uno de los primeros textos de la humanidad y posiblemente es el libro chino más antiguo que conservamos ya que los primeros escritos del libro de las mutaciones están datados alrededor del 1200 a.C.  El texto ha sido enriquecido múltiples veces con el fin de mejorar su comprensión. Es un libro oracularsapiencial y moral, a la vez que por su estructura y simbología es un libro filosófico y cosmogónico. Durante más de 2000 años, el Libro de las Mutaciones se ha utilizado en China como libro de adivinación, y aún se estudia como fuente valiosa de sabiduría taoísta y confuciana.

La consulta oracular se lleva a cabo en forma tradicional por medio de 50 tallos de milenrama; también se podían utilizar 50 palillos de madera. El libro se basa en una serie de pictogramas que en realidad son 6 líneas continuas o partidas por la mitad (64 hexagramas en total), las líneas son los propios tallos o ramas. Las dos clases de líneas corresponden al yan (discontinua) y yin (continúa). Los pictogramas están caracterizados por estar vinculados más a conceptos que a palabras específicas; de ahí viene su dificultad para aquellas culturas que no se han educado en dicha tradición.

I CHING significa «Libro de las mutaciones». Cuenta la leyenda que al sabio Fu-Hi se le apareció una criatura con cabeza de dragón y caparazón de tortuga. Sobre este se dibujaba un conjunto de líneas que formaban los ocho trigramas elementales: Cielo, Trueno, Agua, Montaña, Tierra, Viento, Fuego y Lago.

El libro fue y es usado como una especie de Tarot para predecir el futuro o más bien para dar respuesta a las diatribas humanas, pues el libro de las mutaciones intenta ayudar en la difícil complejidad de la vida. Implica, por eso, algo más que un simple libro esotérico.

Así, el I CHING requiere una reflexión constante causada por el hecho abstracto de ver los pictogramas y también por el carácter complejamente poético de los textos que intentan explicarlos. Su significado se sustenta sobre una valiosísima y rica base filosófica oriental. Las respuestas que ofrece este libro provienen de indagar en tu interior al leer los textos y encontrar en ti mismo la fuerza y el camino que debes tomar.

Caracterizado por una extrema relatividad, cada persona que entra en su complejidad lo entenderá de una forma distinta. Ahí reside precisamente su magia pues «El libro de las mutaciones» es un oráculo matemático que plantea percepciones gráficas para ayudar, depende de cada uno recibir esa información e implementarla para progresar y alcanzar la liberación.

Los hexagramas se dividen en dos grupos con tres líneas y cada uno de esos grupos o trigramas se asocia a un concepto, la respuesta vendrá en una conjugación de la imagen y los dos conceptos. Lo curioso es que a veces, conceptos que podríamos entender que se repelen, pueden compenetrarse y conseguir algo muy positivo. Por ejemplo, en los dos primeros hexagramas que corresponden a lo receptivo y lo creativo ambos no son antagónicos, sino complementarios como explicamos a continuación.

Son complementarios porque el signo de lo receptivo hace referencia a que uno siempre debe dejarse llevar por la situación (semejante a las propuestas taoístas). Lo debe hacer ya que las líneas quebradas representan el poder fundamental receptivo, oscuro, que cede, en definitiva, la energía del yin. Esto significa que no se debe tomar las riendas ni tampoco las decisiones, sino adecuarse a lo que venga, a lo que dicten los otros, amparados, y ahí está la clave de complementariedad, por lo creativo que como su propio nombre indica, implica el momento idóneo para que construir, conquistar, tener ideas y creer en ellas. Si ha salido el signo de lo creativo, el cielo lo dominará todo y la perseverancia será lo que lleve a lograr los objetivos, pues sus líneas enteras representan el poder primario, un poder iluminador, dador de luz, activo que simboliza también al espíritu; dado que carece de debilidad, su esencia es el poder o la energía.

Desde mi experiencia personal leer el I CHING se asemeja a un acto de meditación en dos fases; la primera ocasionada por la contemplación de los hexagramas y la segunda por la lectura de unos textos que podríamos calificar semejantes a los textos budistas o taoístas, encuentro una gran relación especialmente a todo lo que tenga que ver con el Zen en cuanto a su aspecto liberador. Experimentar lo que significa cada hexagrama implica intentar comprender cómo se generan y se producen los cambios en nuestras circunstancias y en nosotros mismos.

Algunos podrían creer que a través del I CHING estamos adivinando el futuro, aunque realmente, se trata de una simple previsión, también de una auténtica epifanía ocasionada por la comprensión de la relación que existe entre los acontecimientos. Se debe entender como un instrumento auxiliar para hallar esta posible armonía: una brújula infalible para la orientación correcta. Al final, lo que el libro plantea es que debemos encontrar el equilibrio entre nosotros y el universo que fluye constantemente, ya que lo único que existe es el cambio, las mutaciones.

Al igual que el Tao Te King, el I CHING plantea la idea de naturaleza en perpetuo cambio y la búsqueda incansable de otra visión distinta a la racional; constituyen ambos sin duda un modelo de pensamiento muy opuesto al modelo occidental.

No se debe buscar una respuesta absoluta y concreta. Lo que el I CHING ofrece es un mapa de la situación y de cómo se debe actuar en un momento determinado. De todas formas, como ya se ha dicho, la respuesta está en ti. Lo que el I CHING hará será clarificar el camino.

Lo que ofrece el I CHING, son consejos y advertencias sobre cómo enfrentarse a determinados escenarios. Si bien la técnica para leer el I CHING no es difícil, se vuelve más claro y sencillo de dilucidar cuanto más acostumbrado esté uno a hacerlo. La lectura del I CHING debe tener la forma de una conversación, ya que, si una pregunta no queda aclarada, se puede reformular de otra manera, concretando más o preguntando por otras cuestiones del asunto, podemos seguir hasta que no haya dudas.

Un ejemplo que nos puede ser de ayuda para ver la utilidad del I CHING es el hexagrama «Inicios complicados» que se refiere a lo complejo de los comienzos. Así, nos dice que encontraremos dificultades, pero uno no debe rendirse ante ellas. Aunque el caos nos invada al principio, debemos mantenernos firmes y encontraremos una salida al peligro; debemos esperar complicaciones, pero como todo está en pleno cambio y en constante movimiento, lograremos nuestros objetivos, se alcanzará el éxito, siempre que no nos rindamos manteniéndonos fieles a nuestro camino. Simplemente, debemos ser pacientes y buscar ayuda para restablecer el orden. Surgen así unos sabios consejos a partir de una sencilla imagen de seis simples líneas.

«El Libro de las Mutaciones» se basa en las representaciones de dos fuerzas polares, que por su dinamismo dan origen a todas las cosas. En un principio fueron designadas simplemente como lo claro y lo oscuro, y más tarde como el yin y el yang. La interacción de ambas fuerzas engendra los cambios, que deben interpretarse como el movimiento incesante del Tao. Para el modo de pensar tradicional chino, el dualismo entre los dos términos resulta tan incomprensible como la existencia de una corriente eléctrica sin sus polos positivo y negativo, puesto que el concepto de polaridad se basa en el principio de que + y –, norte y sur, son aspectos diferentes de uno y el mismo sistema, y la desaparición de uno de ellos significaría la desaparición del sistema

El yin no puede existir sin el yang; el uno sucede invariablemente al otro en el ritmo imperecedero del universo. En el Zhuang zi leemos: “El Tao no tiene principio ni fin; las cosas, en cambio, nacen y mueren, y no pueden apoyarse en una existencia terrenal. Ora vacías, ora llenas, carecen de forma permanente. Los años no se puede rechazar, ni detener el paso del tiempo. Extinguirse y renacer, colmarse y vaciarse, tornar a empezar después de haber terminado”.

La doctrina del yin y el yang se relaciona de forma esencial, en su negación de la dualidad y afirmación de la complementariedad, con el analizado «Libro de las Mutaciones», uno de los tratados más enigmáticos del pensamiento chino.

martes, 8 de junio de 2021

El Último Crítico: Expediente Warren: Obligado por el Demonio (2021)

El Último Crítico: Expediente Warren: Obligado por el Demonio (2021): Vamos a dejar algo (muy) claro: Vera Farmiga y Patrick Wilson como Lorraine y Ed Warren son verdaderamente el corazón y el alma de la fran...

1997: RESCATE EN NUEVA YORK (1981), DE JOHN CARPENTER del blog LAS CRÓNICAS DE DECKARD

 https://lascronicasdedeckard.com/critica-1997-rescate-en-nueva-york-1981-de-john-carpenter/

1997: RESCATE EN NUEVA YORK (1981), DE JOHN CARPENTER


John Carpenter. Maestro del Terror. Esto es así aquí, y en Marte. Un director que nos ha traído joyas del terror, gran creador del suspense, y con un cine que sigue influyendo en el género fantástico. Con ‘1997: Rescate en Nueva York’ ya no sólo hizo una película de ciencia ficción y acción clave de los 80, sino que acabaría de unirlo a su actor estrella, Kurt Russell.

1997: Rescate en Nueva York, creando un futuro asolador

«Es el año 1997. El avión del presidente de los Estados Unidos es secuestrado por un grupo radical, pero consigue sobrevivir y se encuentra solo en las calles de Nueva York, donde Manhattan se ha convertido en una enorme prisión de alta seguridad. Ante la imposibilidad de lanzar una acción convencional, un nuevo prisionero será enviado para rescatar al presidente a cambio de su libertad. El elegido es “Serpiente” Plissken, un antiguo héroe de guerra al que todos daban por muerto.»

Escape from New York (John Carpenter, 1981). Plane to Manhattan
La Isla de Manhattan se ha convertido en una gran prisión. Una vez que entras, no hay salida.

El Maestro Carpenter ya se había hecho un nombre a finales de los 70. Si su segunda película, ‘Asalto a la Comisaría del Distrito 13, fue un empujón para ‘La Noche de Halloween’, ésta última fue su gran lanzamiento, y cuando empezaron a “escucharle” en Hollywood. Gracias a esto, Debra Hill consiguió que pudieran hacer ‘La Niebla, y un proyecto que no vio la luz hasta años más tarde. Éste se llevó a cabo con otro director y otro título ‘El experimento Filadelfia’ (Stewart Raffill, 1984).

Fue entonces cuando John Carpenter sacó de su “baúl” un guión que tenía guardado desde 1974, y que se acabaría convirtiendo en ‘1997: Rescate en Nueva York’. La inspiración le vino por diferentes medios. Uno fue por el Escándalo Watergate (ya veremos esos sentimientos conspiranoicos en la película), también de la novela ‘Planet of the Damned’ (Harry Harrison, 1962), e incluso de ‘El Justiciero de la ciudad’ (Death Wish, Michael Winner, 1974), por esas calles de Nueva York tan peligrosas, que parecían una jungla urbana.

Las calles de Nueva York en '1997: Rescate en Nueva York'
Nueva York se ha convertido en una jungla urbana. La puesta en escena de ‘1997: Rescate en Nueva York’ es magnífica.

Ubicó todas estas ideas a un futuro desolador, y con la inestimable ayuda de del director y guionista Nick Castle (‘Starfighter’ y el Michael Myers en ‘Halloween’) ya tuvieron el guión completo. Con esto comenzaría una de las grandes películas de Carpenter, que todavía sigue influyendo después de 40 años.

40 años de ‘1997: Rescate en Nueva York’

Les fue difícil encontrar localizaciones en Nueva York para reflejar que se había convertido en una prisión, y que tuviera ese aspecto tan abandonado. Además, tampoco querían construir un enorme decorado, sino calles auténticas. Al final rodaron casi todo en Sant Louis (Illinois), donde encontraron bastantes edificios abandonados debido a un gran incendio que tuvo lugar en 1977. Eso sí, fue la primera película a la que se le permitió rodar en Liberty Island por la noche. Aunque no fue tan exagerado como en la película de ‘Fantasmas de Marte’, gran parte de la película se rodó de noche.

Escape from New York (John Carpenter) Minion Chief
Alguno de los habitantes de la Isla de Manhattan parecen sacados de una cinta de zombies de Romero.

Carpenter transmitió una atmósfera de una Nueva York decadente, oscura y terrorífica, gracias al trabajo del director de fotografía Dean Cundey (‘La Cosa, ‘Golpe en la Pequeña China‘, ‘Jurassic Park’), y un diseño de producción magnífico. Podemos ver las calles de Nueva York iluminadas sólo por luces de los semáforos y algunas farolas, dejando la suficiente oscuridad para dejar en la sombra a muchos personajes, y no perdernos detalle.

También encontramos diferentes ambientaciones en ‘1997: Rescate en Nueva York’. Por ejemplo, la puesta en escena del hogar del Duque. Todo es como más nobiliario, como un señor feudal, o noble de la corte francesa. Incluso ese coche adornado con lámparas en el capó, podría recordar a los carruajes de caballos de la época victoriana. Aquí se mezcla ese toque futurista distópico y decadente, con la propia decadencia de la nobleza del siglo XVIII. O fuera de la isla de Manhattan, todavía se ve algo “normal” y más moderno. 

James Cameron en '1997: Rescate en Nueva York', de John Carpenter
El productor y director James Cameron, trabajó en los efectos especiales de la película. Concretamente en los Matte Painting

El trabajo en la decoración y efectos especiales es grandioso. Encontramos desde pintura mate (donde trabajaba un joven James Cameron), efectos ópticos, pinturas de vidrio, modelaje en 3D, y miniaturas. Hay un momento que vemos en una pantalla de ordenador una imagen de Nueva York. Como no había dinero para usar efectos digitales, se fabricó una réplica de Nueva York, y se pintó de negro. Después, agregaron una cinta fluorescente a los bordes, se iluminó con luz reflectante, y se movió la cámara a través de la maqueta. Magia artesanal.

‘1997: Rescate en Nueva York’ transcurre en un futuro pre-apocalíptico, e incluso quizá una distopía cercana de atmósfera ciberpunk. Y cuando digo ciberpunk no me desencamino mucho, ya que el propio William Gibson se inspiró en sus calles para la novela ‘El Neuromante’. 

1997: Rescate en Nueva York. Efectos Especiales
Sin usar ningún tipo de efecto por ordenador, consiguieron emular ese efecto gracias a pintura negra, pintura fluorescente y luz reflectante. La magia de los efectos artesanales.

Es innegable lo que influyó la cinta de Carpenter en el cine de acción futurista que inundó los videoclubs en los 80. Al cual hay que sumarle las dos películas que conforman para mí la Santa Trinidad de este subgénero post-apocalíptico urbano: ‘The Warriors’ (Walter Hill, 1979) y ‘Mad Max’ (George Miller, 1979). 

Los italianos, grandes expertos en el cine de explotación, encontraron una mina. ‘1990: Los guerreros del Bronx’ (Enzo G. Castellari, 1982) y sus secuelas, y sin olvidar ‘Bronx, Lucha Final’ (Joe D’Amato, 1983), ‘2019, tras la caída de Nueva York’ (Sergio Martino, 1983), serían unas pocas de ellas. 

A día de hoy, ‘1997: Rescate en Nueva York’ sigue influyendo en el cine. Películas como ‘Doomsday’ (Neil Marshall, 2008), ‘MS1: Máxima Seguridad’ (James Mather, 2012), ‘Train to Busan 2: Peninsula’ (Yeon Sang-ho, 2020) o ‘Army of the Dead’ (Zack Snyder, 2021), tienen algo más que sólo inspiración.

Donald Pleasence en '1997: Rescate en Nueva York'
El actor Donald Pleasence usó sus propias experiencias como prisionero de guerra para la interpretación del presidente encarcelado.

Como sabéis, cuenta con una secuela ‘2013: Rescate en L.A.’ (1996), que casi parece un remake, y se toma poco en serio a sí misma. Muy divertida. También se rumoreaba que ‘Fantasmas de Marte‘ (2001) podría haber sido una tercera parte, donde Plissken debía de escapar de una prisión en Marte.

“Llámame Serpiente

La dirección de Carpenter, una trama interesante, su inconfundible banda sonora, la atmósfera, la puesta en escena, incluso su cartel mítico, ya hace de ‘1997: Rescate en Nueva York’ una película brutal. Pero creo que lo que la convirtió en mítica fue su protagonista: “Serpiente” (o Snake) Plissken. Un antihéroe que se ha hecho inolvidable gracias a sus diálogos secos, cinismo, chulería, chupa de piel, y el parche en el ojo.

Kurt Russell como Snake Plissken
Snake Plissken es uno de los personajes más míticos del cine de John Carpenter y quizá el mejor de Kurt Russell

Kurt Russell quería quitarse la etiqueta de “chico Disney” y mostró mucho interés en la película, y justamente por ese pasado de Disney, estuvo a punto de no conseguirlo. Los estudios barajaron algunos actores para interpretar a Plissken: Tommy Lee JonesNick NolteJeff Bridges, e incluso Charles Bronson. Aunque este último Carpenter lo veía demasiado mayor. Gracias a que Russell había trabajado para Carpenter en la película ‘Elvis’, y se llevó bastante bien con él, consiguió el papel. Aquí su amistad ya empezó a forjarse.

El propio Kurt Russell ha dicho que es su personaje favorito, y se implicó bastante en el papel. Se inspiró tanto en Clint Eastwood, John Wayne, y algo del protagonista de la película ‘El exterminador’ (James Glickenhaus, 1980). Y el hecho que Snake llevara un parche, fue idea suya.

Sin duda fue todo un acierto que el papel fuera a parar a Kurt Russell. Junto a Jack Burton (‘Golpe en la Pequeña China’) y McReady (‘La Cosa’), son los mejores personajes que ha interpretado. Y sin desmerecer a Napoleón Wilson (‘Asalto a la comisaría del Distrito 13’), Jack Crow (‘Vampiros’) y Desolación Williams (‘Fantasmas de Marte’), que son igual molones y chulescos, es de los mejores de la filmografía de Carpenter.

Richard Dean Stanton y Kurt Russell en 1997: Rescate en Nueva York
Cerebro (Richard Dean Stanton) se dará cuenta que con Snake Plissken no hay que ir tonterías.

Carpenter, a través de Plissken, refleja el cansancio, y casi una crítica, al capitalismo y hacia donde se dirigía la sociedad americana. También lo vemos en la propia a Nueva York, que el centro económico de Estados Unidos, al convertirla en una prisión y ciudad sin ley. Aunque todo esto ya lo explotaría bastante más en ‘Están vivos’.

Una pena que no viera la luz el origen de Snake cuando se estrenó. Se rodó un prólogo donde se vería cómo acaba arrestado (AQUÍ podéis ver ese fragmento, gracias Misteryman). Parte de eso, junto a las razones de por qué acaba así la Isla de Manhattan, se vería en una novela que se hizo a partir del guión.

Y como apunte extra, no podemos olvidar como Snake influyó en la saga de videojuegos ‘Metal Gear Solid’, de Hideo Kojima.

Snake Plissken en la arena 1997: Rescate en Nueva York (John Carpenter 1981)
Snake Plissken tendrá que luchar como un gladiador para poder encontrar al presidente de los Estados Unidos.

También hay que recordar que aquí Carpenter ya tuvo un presupuesto algo más elevado del que solía tener. Así que no sólo lo aprovechó en la producción, sino que consiguió a actores de la talla de Lee Van Cleef (‘El bueno, el feo y el malo’, ‘La muerte tenía un precio’), Harry Dean Stanton (‘Alien’, ‘Paris, Texas’), Ernest Borgnine (‘El abismo negro, ‘Grupo salvaje’) y contó de nuevo con Donald Pleasence (‘Halloween’, ‘El príncipe de las Tinieblas’), Adrienne Barbeau (‘La Niebla’) y Tom Atkins (‘La Niebla’, ‘El terror llama a su puerta’). Todos ellos geniales y con momentos notables. 

Conclusión

VALORACIÓN: 9,5

Magnífica, así de claro. John Carpenter hizo una película redonda, donde se mezcla la acción, la ciencia ficción apocalíptica-distópica, y con alma de western y aventura. Todo con un buen guión, buenos actores, y con un pedazo atmósfera, puesta en escena y banda sonora. Una película que ¡después de 40 años, sigue influyendo en el cine de la acción y ciencia ficción.

Y sin olvidar que creó a uno de los grandes personajes del género como es Snake Plissken. Además, ‘1997: Rescate en Nueva York’ marcaría el inicio de una nueva carrera para Kurt Russell, ya sea de antihéroe o héroe de acción.

Ficha Técnica

  • Título original: Escape from New York
  • Año: 1981
  • Duración: 99 min.
  • País: EEUU
  • Director: John Carpenter
  • Guión: John Carpenter, Nick Castle
  • Reparto: Kurt Russell, Lee Van Cleef, Donald Pleasence, Ernest Borgnine, Adrienne Barbeau, Richard Dean Stanton, Isaac Hayes.
  • Música: John Carpenter, Alan Howarth
  • Fotografía: Dean Cundey