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miércoles, 23 de junio de 2021

El I CHING. Análisis de un libro sapiencial antiguo, pero a la vez actual

 



 

El I CHING es uno de los primeros textos de la humanidad y posiblemente es el libro chino más antiguo que conservamos ya que los primeros escritos del libro de las mutaciones están datados alrededor del 1200 a.C.  El texto ha sido enriquecido múltiples veces con el fin de mejorar su comprensión. Es un libro oracularsapiencial y moral, a la vez que por su estructura y simbología es un libro filosófico y cosmogónico. Durante más de 2000 años, el Libro de las Mutaciones se ha utilizado en China como libro de adivinación, y aún se estudia como fuente valiosa de sabiduría taoísta y confuciana.

La consulta oracular se lleva a cabo en forma tradicional por medio de 50 tallos de milenrama; también se podían utilizar 50 palillos de madera. El libro se basa en una serie de pictogramas que en realidad son 6 líneas continuas o partidas por la mitad (64 hexagramas en total), las líneas son los propios tallos o ramas. Las dos clases de líneas corresponden al yan (discontinua) y yin (continúa). Los pictogramas están caracterizados por estar vinculados más a conceptos que a palabras específicas; de ahí viene su dificultad para aquellas culturas que no se han educado en dicha tradición.

I CHING significa «Libro de las mutaciones». Cuenta la leyenda que al sabio Fu-Hi se le apareció una criatura con cabeza de dragón y caparazón de tortuga. Sobre este se dibujaba un conjunto de líneas que formaban los ocho trigramas elementales: Cielo, Trueno, Agua, Montaña, Tierra, Viento, Fuego y Lago.

El libro fue y es usado como una especie de Tarot para predecir el futuro o más bien para dar respuesta a las diatribas humanas, pues el libro de las mutaciones intenta ayudar en la difícil complejidad de la vida. Implica, por eso, algo más que un simple libro esotérico.

Así, el I CHING requiere una reflexión constante causada por el hecho abstracto de ver los pictogramas y también por el carácter complejamente poético de los textos que intentan explicarlos. Su significado se sustenta sobre una valiosísima y rica base filosófica oriental. Las respuestas que ofrece este libro provienen de indagar en tu interior al leer los textos y encontrar en ti mismo la fuerza y el camino que debes tomar.

Caracterizado por una extrema relatividad, cada persona que entra en su complejidad lo entenderá de una forma distinta. Ahí reside precisamente su magia pues «El libro de las mutaciones» es un oráculo matemático que plantea percepciones gráficas para ayudar, depende de cada uno recibir esa información e implementarla para progresar y alcanzar la liberación.

Los hexagramas se dividen en dos grupos con tres líneas y cada uno de esos grupos o trigramas se asocia a un concepto, la respuesta vendrá en una conjugación de la imagen y los dos conceptos. Lo curioso es que a veces, conceptos que podríamos entender que se repelen, pueden compenetrarse y conseguir algo muy positivo. Por ejemplo, en los dos primeros hexagramas que corresponden a lo receptivo y lo creativo ambos no son antagónicos, sino complementarios como explicamos a continuación.

Son complementarios porque el signo de lo receptivo hace referencia a que uno siempre debe dejarse llevar por la situación (semejante a las propuestas taoístas). Lo debe hacer ya que las líneas quebradas representan el poder fundamental receptivo, oscuro, que cede, en definitiva, la energía del yin. Esto significa que no se debe tomar las riendas ni tampoco las decisiones, sino adecuarse a lo que venga, a lo que dicten los otros, amparados, y ahí está la clave de complementariedad, por lo creativo que como su propio nombre indica, implica el momento idóneo para que construir, conquistar, tener ideas y creer en ellas. Si ha salido el signo de lo creativo, el cielo lo dominará todo y la perseverancia será lo que lleve a lograr los objetivos, pues sus líneas enteras representan el poder primario, un poder iluminador, dador de luz, activo que simboliza también al espíritu; dado que carece de debilidad, su esencia es el poder o la energía.

Desde mi experiencia personal leer el I CHING se asemeja a un acto de meditación en dos fases; la primera ocasionada por la contemplación de los hexagramas y la segunda por la lectura de unos textos que podríamos calificar semejantes a los textos budistas o taoístas, encuentro una gran relación especialmente a todo lo que tenga que ver con el Zen en cuanto a su aspecto liberador. Experimentar lo que significa cada hexagrama implica intentar comprender cómo se generan y se producen los cambios en nuestras circunstancias y en nosotros mismos.

Algunos podrían creer que a través del I CHING estamos adivinando el futuro, aunque realmente, se trata de una simple previsión, también de una auténtica epifanía ocasionada por la comprensión de la relación que existe entre los acontecimientos. Se debe entender como un instrumento auxiliar para hallar esta posible armonía: una brújula infalible para la orientación correcta. Al final, lo que el libro plantea es que debemos encontrar el equilibrio entre nosotros y el universo que fluye constantemente, ya que lo único que existe es el cambio, las mutaciones.

Al igual que el Tao Te King, el I CHING plantea la idea de naturaleza en perpetuo cambio y la búsqueda incansable de otra visión distinta a la racional; constituyen ambos sin duda un modelo de pensamiento muy opuesto al modelo occidental.

No se debe buscar una respuesta absoluta y concreta. Lo que el I CHING ofrece es un mapa de la situación y de cómo se debe actuar en un momento determinado. De todas formas, como ya se ha dicho, la respuesta está en ti. Lo que el I CHING hará será clarificar el camino.

Lo que ofrece el I CHING, son consejos y advertencias sobre cómo enfrentarse a determinados escenarios. Si bien la técnica para leer el I CHING no es difícil, se vuelve más claro y sencillo de dilucidar cuanto más acostumbrado esté uno a hacerlo. La lectura del I CHING debe tener la forma de una conversación, ya que, si una pregunta no queda aclarada, se puede reformular de otra manera, concretando más o preguntando por otras cuestiones del asunto, podemos seguir hasta que no haya dudas.

Un ejemplo que nos puede ser de ayuda para ver la utilidad del I CHING es el hexagrama «Inicios complicados» que se refiere a lo complejo de los comienzos. Así, nos dice que encontraremos dificultades, pero uno no debe rendirse ante ellas. Aunque el caos nos invada al principio, debemos mantenernos firmes y encontraremos una salida al peligro; debemos esperar complicaciones, pero como todo está en pleno cambio y en constante movimiento, lograremos nuestros objetivos, se alcanzará el éxito, siempre que no nos rindamos manteniéndonos fieles a nuestro camino. Simplemente, debemos ser pacientes y buscar ayuda para restablecer el orden. Surgen así unos sabios consejos a partir de una sencilla imagen de seis simples líneas.

«El Libro de las Mutaciones» se basa en las representaciones de dos fuerzas polares, que por su dinamismo dan origen a todas las cosas. En un principio fueron designadas simplemente como lo claro y lo oscuro, y más tarde como el yin y el yang. La interacción de ambas fuerzas engendra los cambios, que deben interpretarse como el movimiento incesante del Tao. Para el modo de pensar tradicional chino, el dualismo entre los dos términos resulta tan incomprensible como la existencia de una corriente eléctrica sin sus polos positivo y negativo, puesto que el concepto de polaridad se basa en el principio de que + y –, norte y sur, son aspectos diferentes de uno y el mismo sistema, y la desaparición de uno de ellos significaría la desaparición del sistema

El yin no puede existir sin el yang; el uno sucede invariablemente al otro en el ritmo imperecedero del universo. En el Zhuang zi leemos: “El Tao no tiene principio ni fin; las cosas, en cambio, nacen y mueren, y no pueden apoyarse en una existencia terrenal. Ora vacías, ora llenas, carecen de forma permanente. Los años no se puede rechazar, ni detener el paso del tiempo. Extinguirse y renacer, colmarse y vaciarse, tornar a empezar después de haber terminado”.

La doctrina del yin y el yang se relaciona de forma esencial, en su negación de la dualidad y afirmación de la complementariedad, con el analizado «Libro de las Mutaciones», uno de los tratados más enigmáticos del pensamiento chino.

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