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domingo, 16 de octubre de 2016

Crítica positiva del Libro Inferno (Dan Brown)

http://doblelectura1988.blogspot.com.es/2013/06/critica-de-libro-inferno-dan-brown.html

Publicada en La Web del Terror
Sinopsis: En sus bestsellers internacionales El código Da VinciÁngeles y demonios y El símbolo perdido, Dan Brown aunó con maestría historia, arte, códigos y símbolos. En su fascinante nuevo thriller, Brown recupera su esencia con su novela más ambiciosa hasta la fecha.
En el corazón de Italia, el catedrático de Simbología de Harvard Robert Langdon se ve arrastrado
a un mundo terrorífico centrado en una de las obras maestras de la Literatura más imperecederas y
misteriosas de la Historia: el Infierno de Dante.
Con este telón de fondo, Langdon se enfrenta a un adversario escalofriante y lidia con un acertijo
ingenioso en un escenario de arte clásico, pasadizos secretos y ciencia futurista. Apoyándose en el
oscuro poema épico de Dante, Langdon, en una carrera contrarreloj, busca respuestas y personas de
confianza antes de que el mundo cambie irrevocablemente.

Reseña: Cuando las compañías Electronic Ars y Visceral Games anunciaron el lanzamiento de «Dante’s Inferno» como una de las grandes apuestas para las consolas Xbox 360 y PlayStation 3, nos encontrábamos ante un ejemplo más de la trascendencia del poema compuesto por Dante Alighieri. Al igual que obras posteriores, el videojuego se centraba en la primera parte de la «Divina Comedia», es decir, el descenso del autor junto a Giovanni del Virgilio por los nueves círculos que componen su «Inferno» y que se ha convertido en la principal inspiración de representaciones pictóricas, piezas musicales y, sobre todo, novelas. Dan Brown se ha convertido en el último escritor que ha cruzado sus puertas, ignorando la advertencia que todos conocemos, pero preferimos desobedecer: «Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza».

En esta ocasión, Robert Langdon volverá a convertirse en una pieza clave para resolver un nuevo enigma que supondría la salvación de la humanidad. Durante su investigación, el profesor de Harvard experto en simbología deberá emplear todos sus conocimientos en una búsqueda a contrarreloj por diferentes escenarios, desde Florencia hasta Estambul, a fin de evitar una catástrofe mundial. Sin embargo, existe una diferencia significativa respecto a las novelas anteriores, Langdon no recuerda nada de lo ocurrido durante las últimas cuarenta y ocho horas. Por primera vez, no puede recurrir a su memoria eidética, uno de los rasgos que mejor lo había caracterizado-junto a su claustrofobia y el reloj de Mickey Mouse, y en el que depositaba toda su confianza para resolver cada nuevo misterio. De esta forma, Dan Brown consigue distanciarse del perfeccionamiento que sus detractores siempre habían criticado del personaje, mostrándolo vulnerable. Una decisión bastante acertada, pues retoma el estilo de «El código Da Vinci» donde el lector se sentía mucho más identificado con Langdon que en el resto de sus obras.

Otra novedad es la desvinculación respecto a temáticas reiterativas en la mayoría de sus libros, en especial, aquellos protagonizados por el profesor de simbología. El argumento de «Inferno» deja traslucir una maduración del autor, que abandona tópicos como la religión o las conspiraciones políticas y opta por el planteamiento de conflictos que repercuten negativamente en todos nosotros, cuando antes solo afectaba a un pequeño sector de la población- casi siempre creyente-.  Dan Brown no solo procura entretener al lector, sino conseguir que reflexione acerca de las palabras de Maquiavelo: «Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas». Cada día somos testigos del imparable aumento de la población mundial frente al descenso de los recursos disponibles, claramente insuficientes para satisfacer sus necesidades más básicas. Las desigualdades entre países ricos y pobres se incrementan, el hacinamiento, las hambrunas, las epidemias… Una situación insostenible que requiere de una solución acorde con las circunstancias. Por esta razón, la conversación durante el primer encuentro entre Elizabeth y Bertrand -y después los diálogos derivados entre Langdon y Silvia- acaba por convertirse en los fragmentos más relevantes, pues contraponen las dos actitudes  sobre esta cuestión. El escritor estadounidense implica al lector, quien abandona el papel de espectador que siempre había desarrollado en anteriores entregas al plantearle el dilema de Silvia Brooks a Robert Lagdon: «¿Pulsarías ese interruptor?». La decisión nos corresponde exclusivamente a nosotros, aunque debemos recordar que el tiempo se agota…

Por otro lado, Dan Brown vuelve a utilizar todos los rasgos que definen su estilo literario: ritmo trepidante desde las primeras hojas; giros narrativos inesperados que buscan sorprender al lector y obligarle a replantearse todo lo leído anteriormente; constantes descripciones de los escenarios en los que se desarrolla la acción-hasta el punto de que algunos fragmentos parecen descripciones extraídas de una guía turística-, etc. En resumen, «Inferno» entusiasmará a los incondicionales de Lagdon y el escritor estadounidense.

Con todo, el autor no puede evitar narrarnos una historia demasiado pretenciosa que repite los defectos de «Ángeles y demonios». «Inferno» hubiese conseguido un argumento más cohesionado si no hubiese insistido en introducir tantas temáticas divergentes entre sí. Es decir, la mención constante de detalles históricos y culturales resulta forzosa, sobre todo en las últimas doscientas hojas cuando la ficción es excesiva. Dan Brown pretende acaparar demasiado en poco espacio y, por subsiguiente, cabe preguntarse si realmente está justificada semejante cantidad de información.

Precisamente, este defecto tiende es perceptible en el tratamiento de los personajes. El escritor estadounidense peca de cantidad, recreándose en sus respectivas biografías, demasiado extensas considerando es escaso papel que acaban desarrollando, cuando debería haber desarrollado más a Silvia Brooks. Esta joven doctora es una de las compañeras de Langdon más abstractas, pero acaba siendo eclipsada por el profesor desde el primer encuentro y convertida en una mera secundaria - cuando su intervención debería haber sido mucho más significativa-. Además, no lo retoma hasta que la novela se encuentra muy avanzada, casi en sus últimos capítulos, precisamente para Langdon fuese en todo momento el héroe indiscutible. Esta circunstancia demuestra una falta de humildad tanto del personaje como del autor, que lo concibió con un alter ego suyo. Dan Brown debería recordar que la soberbia constituye uno de los nueves círculos del infierno.

A pesar de que sus pecados, «Inferno» evita el castigo eterno al que parecía condenado precisamente por ofrecer una novela capaz de mantener en suspense al lector durante sus casi setecientas páginas, llenas de enigmas  por resolver siguiendo el camino hacia la condenación de nuestra especie por el mayor pecado que pudiéramos cometer: la indiferencia. En palabras del propio Dante: «Los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en tiempos de crisis moral mantienen su neutralidad».

LO MEJOR: La vulnerabilidad de Robert Langdon ante la pérdida de memoria. El planteamiento de cuestiones actuales que dejan percibir una maduración en la obra de Dan Brown. El distanciamiento respecto a aspectos reiterantes en sus novelas como la religión o las conspiraciones políticas. Ofrece precisamente lo que promete, una historia entretenida con un ritmo narrativo trepidante, inesperados giros narrativos y enigmas que solo Langdon es capaz de resolver para salvar nuevamente al mundo.

LO PEOR: Poca originalidad respecto a sus anteriores trabajos, sobre todo en la estructura de la obra. Una novela demasiado pretensiosa. Las constantes descripciones. El personaje de Silvia Brooks eclipsado por Robert Lagdon.

Sobre el autor: Dan Brown se graduó en la Universidad de Amherst y la academia Phillips de Exeter, donde dedicó su tiempo como profesor de inglés antes de entregarse por completo a escribir novelas. En 1996, su interés por los códigos y las agencias secretas estatales lo condujeron a escribir su primera novela, La Fortaleza Digital que se convirtió rápidamente en un éxito. Sucedió lo mismo con su segunda novela, Ángeles y Demonios trama de suspense versus religión. Su esposa colabora habitualmente en las investigaciones necesarias para la documentación de las novelas de Dan Brown y así lo ha hecho también en El Código Da Vinci.


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