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martes, 18 de diciembre de 2012

13 cosas que necesitas saber sobre ‘El Hobbit’

Una por cada enano involucrado en la búsqueda por recuperar su patria de las zarpas de un dragón mortífero. 

Por Sean T. Collins

13 cosas que necesitas saber sobre ‘El Hobbit’ Imagen de
Es la precuela de una trilogía y el comienzo de otra, pero El Hobbit: Un viaje inesperado, puede sentirse más cercana que muchas películas por sí solas. Estás viendo una adaptación del libro de J.R.R. Tolkien, que incluye un montón de material extra que Tolkien escribió pero que fue publicado en otros libros. Una precuela de la exitosa El Señor de los Anillos y además una buena película. Los rumores contradictorios sobre todos estos factores pueden desorientarte tanto como seguir llevando tus gafas 3D al salir del cine.
Resuélvelo todo antes de llegar al cine con esta rápida guía que hace un recorrido, desde la controvertida técnica de filmación hasta el retorno de Gollum, junto con Gandalf y Galadriel (13 puntos en total, uno por cada enano involucrado en la aventura para recuperar su patria de un mortífero dragón). ¿Ha triunfado el director Peter Jackson en su cruzada? Responde a este enigma empezando aquí:
1. Piensa en El Hobbit como El Señor de los Anillos, temporada dos Desde los primeros fotogramas, todos y cada uno de los 48 por segundo, El Hobbit: Un viaje inesperado está diseñado para ver, oír y sentir como si volvieras a donde El Señor de los Anillos: El retorno de el rey lo dejó hace nueve años. Si eres un adicto los anillos, la sensación de reentrar en un mundo que amas es más placentera incluso que fumar la hierva más fina de La Comarca.
Es además, una sensación familiar: como lo que sientes cuando estás viendo el estreno de tu serie favorita, nueve meses después del último capítulo de la temporada anterior. Por eso te quejas de la duración de las películas y piensas que estrenar una por año es un error. Cada una de las trilogías Jackson-Tolkien se emitirá durante el mismo tiempo que cualquier temporada de Los Soprano. Los dramas de la nueva era dorada de la televisión han preparado nuestra capacidad de atención y de visualización.

2. Esta precuela no es una de esas precuelas Ya sabes. Como las depuradísimas y brillantes precuelas de La Guerra de las Galaxias, donde se veía tan poco del curtido mundo de la trilogía original que el propio Lucas tuvo que volver a introducirse en las aventuras de Luke Skywalker, para añadir pequeños robots voladores, y de alguna forma recordarte que estabas en el mismo universo. Eso no es un problema aquí. Es obvio que la tecnología que Jackson ha usado para sus dos trilogías de Tolkien (tecnología donde él y su equipo son pioneros en gran parte) ha mejorado mucho en la última década, pero Jackson está usando esa tecnología recrear el aspecto de siempre. Sí, es más aguda, pero los enanos, elfos, hobbits, orcos, castillos, ruinas y montañas te provocan el mismo sentimiento que hicieron hace una década. Si esperabas que esta película fuera tan perfecta que convirtiera a la original en anticuada, relájate.
3. Los 48 fps hacen que a veces parezca una escena de videojuego. ¿Y qué? 
El director Peter Jackson se empeñó en rodar El Hobbit digitalmente con el doble de fotogramas por segundo que una película estándar, con la esperanza de aportar una mayor claridad para mejorar la experiencia de los espectadores en los efectos, detalles y el 3D. Funcionó: el nivel de detalle es absolutamente impresionante. Concretamente, hay un enfrentamiento entre ejércitos enemigos de enanos y orcos, donde se puede ver con claridad cada uno-contra-uno y el efecto es asombroso. El precio que pagas, especialmente en planos donde los personajes o la cámara se mueve rápidamente, es que te hace sentir como si estuvieras viendo una escena de El Hobbit: El videojuego. No obstante estamos en 2012 y todos hemos jugado a muchos videojuegos, ¿cierto?. No es la muerte de la estética narrativa del cine (es solo una estética diferente, una que muchos de nosotros hemos vivido desde que éramos niños). A los menos puristas no debería importarle este cambio, si eso significa una mirada más clara a la Tierra Media.

4. El Hobbit era un libro para niños y eso se nota a veces. ¿Y? Ni siquiera estoy hablando de los chistes escatológicos de adolescentes con los que Jackson y compañía ponen pimienta a la película (no muy del estilo del buen profesor Tolkien). A pesar de que se basa en la mitología imaginaria que inventó en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, y que desarrolló más tarde en El Señor de los Anillos, J.R.R. escribió El Hobbit como un cuento para sus hijos. Tiene un aire de cuento de hadas de ilógica fantasía (cuando habla de trolls llamados Bert, múltiples enanos cantarines, esa escena clave sobre en un juego de adivinanzas o la tendencia a crear nuevas criaturas constantemente), algo que la película conserva parcialmente. Si tú eres de los que opinas que “la fantasía es un asunto serio”, puede que tengas un problema. Pero alejar esta superproducción de fantasía del realismo y devolverla a la magia es una causa digna.
5. Después de un rato, te olvidas de que el 3D está ahí (lo que significa que puedes omitirlo si lo deseas) Al igual que James Cameron en Avatar, Peter Jackson utiliza principalmente el 3D para dar un sentido de profundidad a sus imágenes. Dependiendo del punto de vista de cada plano, las montañas son montañas de verdad, las cavernas son cavernas de verdad, los ejércitos realmente se ven como ejércitos y así sucesivamente. Hay pocos cortes rebuscados que implican estar rodeado de flechas y las mariposas, lo que significa que te olvidas rápidamente de que lo estás viendo todo en 3D. De hecho, al final de la película estaba convencido de que habían dejado de usarlo. Es una herramienta, no un efecto especial, por lo que si bien es digno de ver la película con esa herramienta en juego, realmente no se pierde nada si no lo haces.
6. Gandalf = Frodo / Bilbo = los otros hobbits graciosos En El Señor de los Anillos, Frodo era el soñador héroe y sus amigos Sam, Merry y Pippin eran el alivio cómico. En El Hobbit, el héroe es el alivio cómico. Hasta el final de la cinta, la historia de Bilbo es el clásico “pez fuera del agua”, por lo que es normal que un chico de comedia como Martin Freeman consiguiera el papel. El resultado es que Gandalf asume gran parte del peso dramático, con Ian McKellen actuando menos como un tipo duro y sabio y más como un pistolero viejo que teme perder su toque cuando más importe. Es una dinámica muy diferente a la trilogía original.
7. Recordarás aproximadamente a dos tercios de los enanos sin esfuerzoHay muchos enanos en esta estrega. Dwalin es el primero en aparecer y se parece a un ciclista. Balin es el sabio viejo. Ori es el joven tonto. Bombur es el gordo. Fili es el atractivo y Kili es su hermano. Bofur tiene un sombrero de leñador y suena como Craig Ferguson. Thorin es el líder y suena como Sean Bean. Son ocho de los trece enanos que probablemente serás capaz de recordar sin proponértelo, un gran logro para la película dado lo poco que Tolkien diferenciaba a la mayoría de ellos. Todos los equipos en cintas de acción, desde Los siete magníficos hasta Alien, se ven obligados por la poca cantidad de tiempo en pantalla para cada miembro del equipo a diferenciarse con unos pocos trazos breves y generales: un acento extraño, una elección de vestuario llamativa, una personalidad memorable, un arma chula. Jackson se arriesgó bastante al hacer de los enanos un grupo variopinto, pero valió la pena.
8. Las criaturas son increíbles Es cierto que la mayor parte del trabajo de diseño inicial de la multitud de bichos que intentan engullir a nuestros héroes se hizo hace una década, cuando la apariencia de los orcos, trolls, wargos y demás, se fijó en El Señor de los Anillos. Pero usando eso como base, el equipo de Jackson (Weta Workshop) creó algunas bestias verdaderamente originales y raras: los gigantes de piedra maciza como salidos de Shadow of the Colossus, un rey trasgo con aspecto de grano reventado, un malévolo y pálido orco llamado Azog el profanador. Incluso hay un pequeño trasgo que se monta en una cesta para entregar mensajes. Si recuerdas con cariño las fantasiosas películas de los ochenta como Dentro del laberinto, Cristal oscuro, La historia interminable, Willow, e incluso el palacio de Jabba en El retorno del Jedi – con estos bicharracos te van a encatar.
9. Las batallas también son lo más En serio, la hostia. Es aquí donde la combinación de 48 fps y el 3D, además de la tradicional atención obsesiva de Jackson por los detalles, realmente vale la pena. Hay una toma en un flashback a la Guerra de los Enanos contra Orcos, cuando chocan los dos ejércitos, que practicamente puedes observar todos los uno-contra-uno a la vez con claridad. Es una inmersión, caótica (esa es la sensación) que hace que te preguntes lo que una película de guerra verdadera haría con esta tecnología.
10. Gollum es mejor que nunca Odio repetirme, pero en serio, la hostia. Unos 10 años después de su introducción, Gollum seguía siendo el personaje más convincente en animación digital, con un margen sustancial. Y en esta película se supera, llegando a un nuevo nivel de verosimilitud. Su juego de adivinanzas con un perdido y asustado Bilbo –si Bilbo gana, Gollum le mostrará el camino para salir de su guarida subterránea, y si Bilbo pierde, Gollum se lo comerá– es en muchos sentidos la pieza central de la película. Llena de persistentes primeros planos del rostro de Gollum con sus muecas, sonrisas y caras de concentración que son tan convincentes como su actuación en la película. Por favor, inventad una nueva categoría en los Oscar para el Andy Serkis y el equipo que lo transforma en ese alma torturada.
11. Las tramas que no estaban en libro cantan Para engordar el relativamente pequeño y dulce Hobbit en una trilogía épica en toda regla, Jackson incluyó una tonelada de material que no estaba en la novela original: historias de fondo sobre los enanos y su exilio del reino de la montaña conquistado por el dragón o las aventuras fuera de pantalla de Gandalf y otros personajes, que tienen lugar al mismo tiempo que la búsqueda de Bilbo y los Enanos, cosas que Jackson y sus co-guionistas crearon por completo. El resultado no es exactamente perfecto. La sección central de la película, en particular, da la sensación de ser muy episódica, con ataques aleatorios de orcos, escenas de persecución, o las visitas del hippie y ermitaño colega de Gandalf, el mago Radagast, algo que da a la historia cierto ritmo torpe.
12. ¡Saludad a la reina Cate!  Todos los actores que repiten sus papeles de la primera trilogía (incluso Bret McKenzie del la banda de folk rap Flight of the Conchords, el cual ya tenía un papel de elfo en La Comunidad del Anillo, y que le hizo famoso antes de formar parte del dúo neozelandés), consiguen el estallido de la audiencia la primera vez que aparecen en pantalla. La que más, Cate Blanchett, que regresa como la reina elfa Galadriel. Una presencia imponente que domina la pantalla como nadie más en la película. Algo que está bien, si tenemos en cuenta que es la única mujer que tiene una papel con diálogo en el filme.
13. Los verdaderos enemigos aún tienen que dar la cara Literalmente. Smaug, el dragón imparable por el que Bilbo, Gandalf y los enanos están en esta oscura misión, se vislumbra en pequeñas partes (un rugido de llamas, una cola deslizándose, un ojo radiante). Y el Nigromante, un misterioso hechicero que preocupa a Gandalf, Galadriel y a los otros altos poderes, aparece sólo como una sombra. Hay una fina línea entre crear expectación para la próxima entrega a dejar a la aduencia con una escena final que sin duda provocará gritos de "¡¿Eso es todo?!". Lo mismo que la primera vez hace 11 años. Aunque, míralo de esta manera: ahora tienes dos años más para prepárate para el maratón de las seis películas. Que llegará. 
No te pierdas en el próximo número de ROLLING STONE la entrevista con el director Peter Jackson.
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