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martes, 18 de diciembre de 2012

150 millones por un avión a la medida

Dormitorio del avión, con cama de matrimonio y dos butacas reclinables.

14-12-2012


En el mundo de la aviación privada también hay clases, que por usar la numerología clásica en esto de categorizar son tres. En primer lugar encontramos el grupo mayoritario de jets, de corto alcance y donde es obligado desplazarse generalmente encorvado; no digamos ya cuando tratamos de desenvolvernos en el cuarto de baño. Por encima están los afortunados que pueden cruzar océanos y continentes con rapidez y máxima comodidad a bordo de un Gulfstream G5 o un Global Express de Bombardier. Bill Gates posee un modelo BD-700 de este último. Y en la cima tenemos los jumbos y airbus adaptados individualmente para trasladar desde un Rolls Royce hasta un caballo de carreras. Los usan jeques árabes, oligarcas rusos, presidentes de Gobierno...
El principal centro de customización para este tipo de aviones es el de Lufthansa Technik, con base en Hamburgo (Alemania), donde uno de los últimos trabajos ha consistido en la adaptación de un Airbus ACJ-318 para un magnate de un país del Este. El responsable del diseño fue el estudio de Andrew Winch, radicado en Londres. Más conocido por sus lujosos yates, también tiene en su portfolio aviones puestos al día como el Boeing 787-900 Dreamliner y un 767. Pocos hay más expertos que ellos.
A GUSTO DEL CLIENTE. En realidad, este encargo empezó a una escala mucho menor. "El cliente, con el que tenemos una relación de confianza de muchos años, nos contactó primero para personalizar un jet Dassault Falcon 7x. Así que iniciamos el proceso de diseño y, cuando estábamos a punto de concluir la presentación conceptual del proyecto, nos dieron la noticia de que, finalmente, se había decantado por un modelo mucho más grande", cuenta el propio Andrew Winch. Con una longitud de 31,44 m y una envergadura de 35,80 m, este Airbus es el más pequeño de la familia de largo recorrido de la compañía paneuropea.
Imagen del Airbus ACJ-318.
Imagen del Airbus ACJ-318.
El cliente dio instrucciones precisas sobre cómo quería adaptarlo. "Dado que no era su primer avión -el último había sido un Global XRS-, nos trasladó un completo documento con instrucciones tanto a nivel decorativo como funcional para poder reproducir su estilo de vida a bordo", explica Winch. Eso significaba mezclar espacios de ocio y negocios. "Fue un duro trabajo que implicó a Airbus, Lufthansa Technik y Jet Alliance. Resulta imposible contar todas las personas que de alguna manera estuvieron implicadas en el proyecto. Son cientos de profesionales".
INTERIORISMO. Winch destaca, a modo de comparativa, que el salón de este avión tiene el doble de superficie que el de los jets de largo recorrido. Además, brilla por su fulgurante decoración: "El interior de este ACJ-318 es a la vez contemporáneo y lujoso, con elegantes acabados. Con el blanco, el azul y el crema componiendo el esquema cromático. La cabina también tiene toques de oro y rosa. Y el contraste entre la pálida tapicería con los tonos oscuros de la madera crea un ambiente muy acogedor".
Una alfombra de seda sin costuras, en crema, recorre todo el avión creando una gran sensación de amplitud y relaja el ambiente aunque se trate de lidiar con los negocios más complicados. "En la zona de los pilotos y la tripulación tiene un matiz más oscuro para crear una sutil división de funciones dentro del avión", apunta Winch. El dormitorio principal, por su parte, cuenta con una cama de matrimonio y dos amplias butacas como las que hay en el salón.
Baúl de bebidas, que reproduce los que se usaban antiguamente en los viajes en barco.
Baúl de bebidas, que reproduce los que se usaban antiguamente en los viajes en barco.
En cada asiento, los pasajeros disponen de una pantalla táctil para controlar la temperatura, el equipo audiovisual, las cortinas de las ventanillas y la luz. Esto último, el apartado lumínico, se ha cuidado con detalle: "un plafón en el techo difumina la luz y da mayor sensación de altura y amplitud". En cuanto a las texturas se llega a imitar la piel de avestruz, con el fin de dar satisfacción a una fijación del cliente: reproducir la sofisticación de los productos Hermès. Dos detalles más de lujo aéreo: el armario del salón, que imita a los baúles de equipaje que se utilizaban en barcos, y la correa en piel azul rematada con una hebilla que cruza la parte de atrás de las butacas, volviendo así a hacer un guiño a aquellas largas travesías en alta mar.
Más info: www.lufthansa-tecnik.com

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