El regreso del señor de los anillos
Los Lakers ofrecen a Phil Jackson, retirado en el 2011, el puesto de entrenador
Los Lakers quieren que vuelva Phil Jackson. Lo anhela la dirección deportiva, lo piden su figura -Kobe Bryant- y su leyenda -Magic Johnson- y lo exigen los aficionados del Staples Center, que corearon su regreso en el último partido: «¡We want Jackson!» («¡Queremos a Jackson»). Ocho derrotas en pretemporada y el peor arranque liguero en 34 años de un equipo formado por una constelación de estrellas acabaron con la poca confianza que el entorno había depositado en Mike Brown, al que aún le quedaba otras dos temporadas de contrato.
Problemas físicos
Ahora, Jackson es el favorito de todos para sentarse por tercera vez en un banquillo que abandonó en junio del 2011, en busca de un alivio para sus problemas de cadera y de espalda. También suenan los nombres de Mike D?Antoni, Mike Dunlevy, Brian Shaw e incluso Jerry Sloan, pero nadie quiere saber nada de otro entrenador que no sea a Phil Jackson, el maestro zen, el técnico que más títulos ha cosechado en la NBA (11, 6 con los Bulls y 5 con los Lakers) y probablemente el único entrenador en el mundo capaz de competir en condiciones de igualdad con las estrellas de la mejor Liga del mundo.
Algunas fuentes aseguran que existen un 95% de posibilidades de que Jackson se haga cargo de los Lakers. Según Los Ángeles Times, ya se reunió con Mitch Kupchack, mánager general, y, sobre todo, con Jim Buss, vicepresidente e hijo del propietario, quienes le ofrecieron el cargo. Otro dato importante, Jackson parece que ya ha resuelto sus pequeñas rencillas personales con Buss, su cuñado, ya que Jeannie, la pareja de Phil, también es la hija del dueño.
Phil Jackson (Montana, 1945) es una garantía, un técnico con 20 temporadas en los banquillos de la NBA, 2 títulos como jugador (1970 y 1973 con los Knicks) y el hombre que dirigió los seis títulos cosechados por Jordan y los cinco de Kobe. Nacido en una familia de fuertes convicciones religiosas, creció en un estilo austero, alejado de lo que su entorno consideraba distracciones (televisión, cine o bailes).
El deporte fue la válvula de escape de un joven al que su altura (2,03) le encauzarían hacia el baloncesto. Asistió con simpatía a los movimientos contraculturales de los años sesenta y setenta, un pasado que quizá frenó su llegada a los banquillos. En 1989 se hizo cargo de los Bulls, donde ya llevaba un par de temporadas como ayudante. Fue el arranque del mejor historial de un entrenador en la NBA, de una persona que ha sabido plasmar en varios libros de éxito sus experiencias. «Todos saben que es un genio y lo que yo siento por Phil. Creo que todo dependerá de su salud», dijo Kobe Bryant. Tanta es la urgencia de los Lakers que incluso negociarían la posibilidad de que Jackson velara por su salud eludiendo los desplazamientos más incómodos.
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