Moviendo los hilos de las relaciones

Las amistades sólo están ahí como testigos de tus delitos. Además, son la victima y el juez pero nunca el culpable. El culpable es el que pone la otra mejilla, el que se confía al juicio ajeno. En esta vida hay que ser un tipo duro o sino un buen actor. Puedes comprender que entre estas dos opciones me quedo con la actuación. Tiempo tendré para convertirme en un depredador, por el momento sólo procuro quedar indemne de los ataques de mis candidatos a amigos. Lo hago creando un aura de aventura y resignación. Procuro ponerme en la posición de víctima y de testigo para así alejarme de la culpabilidad que se le asignan a los sinvergüenzas. El secreto consiste en ser un poco camaleón y en pillar por sorpresa las intenciones de los demás. Si vienen con la idea de reírse de tus aventuras amorosas respondes con preocupaciones, y si intentan atacar el bajo rendimiento académico aludes a la última noche de juerga. Todo es muy sencillo si sabes manejar los engranajes.